Ramón SOLA
DONOSTIA
Elkarrizketa
MERTXE AIZPURUA Y BEL POZUETA
CANDIDATAS DE EH BILDU AL CONGRESO

«Nos dicen ‘¡qué valientes!’, pero hay fuerza suficiente para hacer cosas en Madrid»

Son soberanistas y de izquierdas, mujeres y profesionales reputadas, y ahora también aspirantes a diputadas por EH Bildu, en Gipuzkoa y Nafarroa. Hay bastantes coincidencias entre Aizpurua y Pozueta, como refleja esta entrevista que en realidad es un diálogo que va de las preocupaciones a las expectativas, de las responsabilidades a las ilusiones.

Se conocían por referencias pero es la primera vez que se saludan y conversan. Ocurre ante el micrófono de GARA y la cámara de NAIZ. El 28A puede catapultar a estas dos candidatas abertzales y de izquierdas a un Congreso que apunta justo en sentido contrario.

Ninguna de las dos estaba en el ejercicio de la política. ¿Cómo se les plantea concurrir al Congreso y por qué dicen sí, qué reflexión hay tras esa decisión?

Bel POZUETA: Tengo que decir que no me ha llegado tan de sorpresa porque mucha gente me lo venía avisando, hace más de un año, incluso algunos periodistas me lo habían comentado y hasta mi madre lo venía venir. Pero es cierto que cuando me lo propusieron se me revolvió todo el cuerpo y dije «ahí va la leche, ¿y ahora qué?». Supone un gran cambio en mi vida y en la de las personas que más quiero.

Mertxe AIZPURUA: Para mí sí ha sido una gran sorpresa. Es cierto que he sido alcaldesa de Usurbil cuatro años y presidenta de Udalbiltza, pero había cerrado esa etapa. De hecho, cuando me llamó una persona que quería hablar conmigo, pensé que me iban a proponer otra cosa: escribir un libro (ríe). Estuve fabulando hasta sobre quién sería el libro, y la verdad es que me quedé muy sorprendida. En lo del susto sí coincido, Bel. Te entra vértigo, sobre todo porque el Congreso no es algo natural para nosotras, no es el ayuntamiento, un ámbito mucho más cercano. Madrid es Madrid y supone vértigo, además de la responsabilidad que conlleva.

Para un político clásico ese Congreso puede ser el summum de una carrera, pero para alguien que viene de fuera parece lo contrario, todo un marrón añadido...

B.P: Sí. Yo quise primero hablar con gente que ha estado o está aún en Madrid para saber qué le había supuesto, cómo había afectado a su vida. He llamado a gente diferente para preguntárselo. Eso es clave; si en momentos anteriores no he aceptado otras historias sociales y políticas era por eso, porque tenemos una familia que hemos creado y merece que la cuidemos. Pero ahora es otro momento en mi vida, claramente. Estos dos años de recorrido con Altsasu Gurasoak han sido también un momento de empoderamiento. Hemos sentido que tenemos muchas cosas que decir y además que se nos escucha.

M.A: Ha sido un revulsivo, te entiendo. Yo no he preguntado nada a nadie sobre Madrid, no sé nada realmente. Hablé con mi madre, claro, porque ya tiene cierta edad. Al margen de lo personal, ha habido una cosa que me ha hecho decantarme a dar el sí: vamos a ir en una alianza con soberanistas e independentistas de izquierda. Es lo que más me ha motivado, yo creo que desde pequeña tengo metido en la cabeza lo de Galeusca, es una de esas ensoñaciones que parece que nunca se iba a poner en marcha y, ¡ostras! ahora sí. Me parece una apuesta tan importante y tan necesaria que es doble motivación. Es un escenario histórico, no se ha repetido nunca ir con los catalanes, y espero que también con los gallegos y otras nacionalidades que se puedan sumar. Creo que va a ser determinante, así lo espero, pero aunque no lo fuera, ya solo por presentarnos y formar un grupo conjunto creo que se abre otra fase histórica. Me resultó muy atrayente este planteamiento. Luego sí que hay vértigo, y esas dudas que creo que nos entran más a las mujeres que a los hombres: ¿Lo haré bien? ¿Seré capaz? Pero una vez tomada la decisión, adelante con los faroles y a por todas.

B.P: Buff, Catalunya... Lo que hemos recibido de allí es increíble, en Altsasu hemos entablado muchas relaciones y están en un proceso ilusionante. Hemos recorrido Catalunya como titiriteros y nos podíamos haber quedado allí a vivir, tranquilamente. Es increíble cómo nos escuchan y también cómo están viviendo su proceso, y cómo se establecen comparativas. Hay mucha gente que nos está diciendo incluso «hubo momentos en los que miramos hacia otro lado y estar con vosotros ahora es poder compensar lo que no hicimos en su tiempo». Y es gente muy diversa: algunos están en política, otros en la abogacía, gente joven, gente que está con los presos políticos, gente de la Universidad... hay tantos escenarios de represión en Catalunya también... Y para mí ha supuesto conocer una nación de la que no tenía demasiadas referencias.

M.A: Habéis encontrado allí un resquicio de solidaridad...

B.P: Si no se vive, no se cree, de verdad. Al principio llenábamos locales, pero ahora es el doble. Hay gente que ves llorar cuando te escucha, y entras al Metro y oyes «ésta es la Bel», hemos tenido mucho eco en televisión...

M.A: Por cierto Bel, tu hijo Adur, ¿qué te ha dicho?

B.P: Pues mira, justo el día que me lo propusieron tenía vis a vis a la tarde con él y le dije «traigo una bomba», porque en ese momento yo aún ni reaccionaba. Tengo dos hijos y una hija, los otros dos me habían dicho «ama, ánimo, venga». Y Adur me dijo que se ha sentido muy orgulloso de cómo he llevado todo este proceso y de todo lo que le va contando la gente. Un día me dijo: «Me da vergüenza decírtelo, pero siento mucho orgullo» (se emociona).

Una curiosidad, Bel: ¿estaba aún en el proceso de reflexión cuando Casado e Inda fueron al Koxka de Altsasu a hacer esa performance? ¿Qué sintió?

B.P: Ya lo había decidido un par de días antes. En cualquier caso, lo que pensé fue «pero, ¿cómo se pueden regodear así en el dolor de las personas? ¿cómo pueden jugar así con el dolor para conseguir unos votos?». Me parece tal falta de ética, no ya política, sino humana...

Ese episodio encaja en una posición de la derecha española muy crecida por los resultados de Andalucía. Es en ese contexto en el que van al Congreso. ¿Es un elemento motivador o más bien algo que echa para atrás o da miedo?

M.A: A mí todo el mundo me ha dicho «¡qué valiente!», precisamente por eso, por como están las cosas en España...

B.P: ...a mí también. La palabra «valiente» siempre sale en las conversaciones de estos días.

M.A: Bueno, no sé si es valentía. Es cierto ese riesgo de derechización y de que nos lleven al fascismo más puro, que es lo que de verdad quieren, hacernos retroceder 40 años, pero el hecho de ir juntos con los catalanes y si vienen los gallegos demuestra también fortaleza, fuerza ante ese intento de volver al pasado. Todo da respeto, pero creo que hay suficiente fuerza para hacer lo que queremos hacer allí. Así que ¿valiente? Bueno, pues tampoco tanto, aunque en algunas situaciones sí habrá que hacerse una coraza.

B.P: Por mi parte, ya sé que va a venir la argumentación fácil de que eres la madre de un preso, un etarra, un no sé qué... lo sé porque lo han hecho siempre, van a ir por ahí, pero pienso: si solo van a tener esa argumentación, ¡qué pobreza! Así que no es algo que me genere inquietud ni miedo. El primer año de Altsasu Gurasoak también sufrimos un ataque mediático brutal, dijeron muchas barbaridades. Vamos allí a lo nuestro, a hacer otro tipo de cosas.

Aparte de lo que sean las líneas principales de EH Bildu, ¿hay alguna causa más pequeña o particular que tengan en mente, alguna prioridad...?

M.A: Voy a ser muy sincera, aún no me he puesto en la tesitura de ser candidata, y de hecho sigo trabajando normalmente en el periodismo. De los grandes temas, de los acuerdos de mínimos con los que concurrimos, para mí el de los presos tiene que ser una prioridad...

B.P: ...y absoluta. El tema del acercamiento es muy importante. Desde Navarra veo también clave el tema del Tren de Alta Velocidad, porque nos va a marcar mucho. Y luego, yo trabajo en el ámbito de la educación sexual, llevo 22 años en ello, y estoy muy interesada en fomentar el tema de la coeducación, porque es una herramienta que puede transformar mucho, tiene mucha capacidad revolucionaria, de generar personas críticas, de desarrollar otra manera de vivir y relacionarse... Y no diría que son temas pequeños precisamente...