Cuatro catalanes se acodan en la barra del Koxka. En la tele, está puesta la pelota. «¿Tú sabes de qué está hecha esa pelota?». El otro niega con la cabeza. Está envuelto en una bandera blanca con una raya roja, en la que pone "Democràcia". Un tercero cree saberlo. «Todo es un enrollado hilo», explica.
Un par de horas después, en el bar no cabe un alma. El Koxka y el mural de Taño se convierten en puntos de referencia para los que han recorrido cientos de kilómetros para mostrar su solidaridad a las familias. Hay gente que se mueve por cosas así.
«Hemos venido las cinco en un coche. Cinco horas, desde un pueblecito de Barcelona», comenta Marta. Dormirán en Iturmendi. Siguen el caso prácticamente desde que sucedió. «Estamos sensibles. Nosotros también sufrimos lo que es la justicia española», zanjan.
Estas cinco solidarias también estarán mañana en la manifestación de Altsasu. Cinco horas desde Barcelona. "Llevamos años de manifestaciones" pic.twitter.com/C5LwKDF1oF
— Aritz Intxusta (@AritzIntxusta) 23 de marzo de 2019
El mural de Taño decora una de las fachadas del frontón, que se ha abierto para los que llegaron y no tenían lugar para dormir. El frontón era la última opción de todas. Vecinos del pueblo ofrecieron sus casas para los solidarios. Un portavoz de la asociación gritaba: «¡Dos camas!» o «¡Una cama de matrimonio y dos colchonetas!». Así iban cuadrando huespedes. Pese a todo, un buen grupo ha preferido quedarse en el frontón. Los vecinos, principalmente, se llevaron a las familias. La operación se ha repetido varias veces. Al final, apenas una veintena de personas ha acabado pasando la noche en la cancha del Burunda.
Vecinos ofrecen sus casas a los que van a dormir en el frontón de Altsasu pic.twitter.com/qeZUA1yH0U
— Aritz Intxusta (@AritzIntxusta) 23 de marzo de 2019
¡Espectacular! La gente que ha llegado a dormir desde el sábado se ha encontrado a un pueblo dispuesto a acogerles en casa. Practicamente la totalidad de la gente dormirá hoy con vecinos de #Altsasu. ⬇️ pic.twitter.com/9fhHq6Co8A
— Altsasu gurasoak (@Altsasugurasoak) 23 de marzo de 2019
A las afueras del frontón, en la plaza de Iortia, Bel y Antxon (los padres de Adur Ramírez de Alda) se han pasado a ver tantos preparativos. De repente, les aborda una pareja de desconocidos con dos niños. También son catalanes. «Perdona, sí, sois vosotros. Hemos venido desde un pueblo de cerca de Barcelona. Mañana sería imposible saludaros y queremos daros un abrazo. Nuestros hijos vieron el documental. Ellos son los que han decidido venir hoy aquí con la caravana».