La consejera de Casitodo del Gobierno de Lakua, Arantxa Tapia, escribió ayer con mucha anticipación su carta a Olentzero y algunos medios lo han presentado como noticia cierta: TAVs cada media hora entre capitales a ocho euritos de nada a partir de 2024. Si los catálogos publicitarios comerciales tienen carácter de contrato, he corrido a mirar en la web del Departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras si incluía esas precisiones por escrito, para poder reclamar si tan fantásticos augurios se incumplieran, pero no están.

Arantxa Tapia puede decir lo que quiera pero lo que plantea ni siquiera está en sus manos sino del Gobierno español, que en esta materia hace tiempo que viene demostrando que no tiene las mismas prioridades que el de Lakua.

Lo de ayer no fue más que un inventario de deseos de la consejera. O peor, un uso impúdico de medios públicos para arrancar antes de tiempo la campaña electoral.

Ya que no lo hacen ni la honradez ni el pudor, las juntas electorales deberían legislar sobre el grado de ciencia ficción que se permite introducir estos días en las comparecencias institucionales. Ya que nadie parece sonrojarse, alguien debería sacarles la tarjeta roja. Y, de paso, los medios podríamos aprender a discernir entre los deseos y la realidad, por mucha publicidad que algunas consejerías contraten. Los publirreportajes son de pago y deben diferenciarse visualmente de la información.

Claro que para el Gobierno era mucho más grato arrancar la campaña electoral vendiendo la moto del TAV, que asumiendo que tiene la atención primaria de Osakidetza desatendida y que por eso sus profesionales están hoy de huelga.

Reflexionemos: si no han podido cerrar cuatro transferencias muy menores que la semana pasada nos vendieron ya como hechas, ¿cómo van a garantizar ni la fecha de acabado de unas obras que cada año se retrasan otro año más?