El pasado jueves algunas «primeras» de periódicos llevaban en volandas al PNV, o quizá era bajo palio. Un diario muy vendido aseguraba que «el PNV logra la AP-68 y otras 3 transferencias al apoyar los decretos sociales de Sánchez». Otro más cercano a Sabin Etxea introducía un matiz de prudencia: «La presión del PNV y Lakua desbloquea cuatro traspasos». Desbloquear no es lo mismo que lograr, aunque la lectora y lector medio no está para sutilezas, cuando además televisiones y radios reforzaban el primer mensaje, sea para criticar al Gobierno de Sánchez por ceder o para alabar a los jeltzales por su utilidad como arrancadores de competencias a Madrid.
Al día siguiente, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, aprovechó la oportunidad que le dieron en “Los desayunos de TVE” para volver a sacar sus obsesiones a pasear. Criticó que «Bildu ha hecho una utilización exagerada de su voto» a los decretos sociales del Gobierno de Sánchez, y lo contrapuso a que «por lo menos nosotros parece que alguna lenteja con algún tropiezo sacamos aquel día». Luego supimos que las lentejas estaban todavía sin poner siquiera a remojo y que a las transferencias les faltaba el tropiezo del acuerdo económico. El propio Ortuzar admitió el domingo en una entrevista en “Deia” que forzaron que la aprobación de los decretos y el anuncio de las transferencias «sucedieran el mismo día». Pero todo estaba todavía muy crudo en ese intercambio de favores propagandísticos entre PSOE y PNV, socios al fin y al cabo.
Sabin Etxea maneja con maestría los resortes mediáticos de los que dispone para fijar su mensaje más allá de la realidad, pero esta vez es evidente que las lentejas no están cocidas. De momento son incomestibles. Duras. «Las dejas».