«Parece octubre pero trasladado a mayo». Uno de los cafés más señeros de la Plaza de la Provincia de Gasteiz, el «Hungaria», ha vivido una mañana muy plácida de un viernes de la Final Four. «Bueno, la Fan Zone está un poco lejos: en la Plaza Nueva, en Virgen Blanca y en la Plaza de los Fueros, y lo mismo allá tienen más ambiente», han añadido en el «Hungaria», con el corolario de «hace poco que pasó la Korrika, y no dábamos abasto». Un ambiente que ha brillado por su ausencia hasta la llegada de la media tarde, en el que al fin han empezado a «brotar» baskonistas que han dado los primeros pasos hacia Zurbano, fieles a la recomnedación de las autoridades, y ante la certeza de los controles que han ralentizado su entrada en el pabellón. La mañana ha sido para los aficionados, unos aficionados que, para su desgracia, el frío, la lluvia y sobre todo el viento han arruinado la mañana de esparcimiento.
La Plaza Nueva ha vuelto a ser el epicentro de las actividades de la Fan Zone, juegos, opción de hacerse fotos con el trofeo de la Euroliga o volver a encontrarse con los «Embajadores» de la Euroliga, que han disputado un divertido partidillo con el «One Team», siguiendo un programa de inclusión. Exjugadores como Mrsad Turkçan, Ibrahim Kutluay, Mihalis Kakiouzis, Nikola Vujcic, Johnny Rogers y los ex del Baskonia Joe Arlauckas, Igor Rakocevic y Andrés Nocioni –de largo, los dos más aplaudidos– han vivido una mañana de esparcimiento –en algunos casos, como el de Rakocevic, Nocioni o Rogers, luciendo un físico aún cerca de lo apto para la prácticas profesional–. Después de lucirse en el parqué, han tenido oportunidad de sacarse un buen número de fotos con los fans.
«Es algo que agradezco mucho que la Euroliga se acuerde de nosotros», ha reconocido a este medio Mihalis Kakiouzis. Exjugador de AEK de Atenas, campeón con el Barça y que acabó sus días de jugador como «temporero» veraniego en Bilbao Basket. «Es otra forma de vivir la Final Four. Cuando era jugador, era imprescindible estar en tensión, preparado para todo porque los siete meses y los muchos partidos que habían costado llegar hasta el momento clave, se iban a resumir en un solo partido. La concentración era máxima y disfrutabas, sobre todo cuando conseguías ganar, pero resultaba difícil ser consciente de lo que es la Final Four en cuanto al contacto con los aficionados», ha relatado el otrora ala-pívot de la selección helena campeona de Europa en 2005.
«Los mejores recuerdos son los de los triunfos, pero con el tiempo, guardo un recuerdo igual de grato de aquellas ediciones en las que no conseguimos ganar», ha relatado por su parte Johhny Rogers. Ex del Real Madrid o de Valencia Basket y actualmente vinculado a Los Angeles Clippers, fue con Panathinaikos el equipo con el que el hispano-norteamericano pudo alcanzar la cumbre europea. «Esto es distinto. Hemos sido unos privilegiados de poder vivir grandes experiencias como jugadores, pero ahora lo seguimos siendo porque tenemos un contacto mayor con los aficionados. Es algo por lo que estoy muy agradecido».
Pero para agradecido, Igor Rakocevic, que ha declarado en repetidas ocasiones que «volver a Gasteiz es un placer para mí. Quiero aprovechar que estoy aquí para enseñarle a mi hijo que nació en Txagorritxu, es un recuerdo imborrable los años que pasé aquí».
Fríos aires
Uno de los defectos de la Plaza Nueva es que el aire campa a sus anchas. La mañana de semifinales de la Final Four ha amanecido oscura, húmeda y casi lóbrega, lo cual ha retraído a un buen puñado de aficionados, a la espera de que el paso del tiempo hubiera podido azuzar algo al sol para que saliera, pero no ha habido suerte.
La carpa de la Plaza Nueva ha sido, de largo, el lugar más buscado por los aficionados, entre otras cosas porque ha sido el principal resguardo del frío. Por supuesto que ha habido aficionados que se han sacado fotos con el trofeo de la Euroliga o que han tomado parte en los distintos concursos, o hayan posado en los photocalles, pero las colas para las atracciones han brillado por su ausencia. El ser una jornada laboral ha obligado a la hinchada baskonista –la quinta pata de la mesa de aficionados, que ha destacado la carestía de la organización del evento en comparación con el carácter fiestero de las Copas– a aguardar a las horas previas al arranque de las semifinales; otro tanto a los aficionados del Real Madrid, al conocer que su partido no empezaba hasta las 21.00.
La hinchada del CSKA de Moscú tiene su cuartel general en Jardines de Falerina, en el casco viejo, y se calcula que unos 400 o 500 han llegado desde tierras rusas, algo así como el 50% de lo que moverían en un desplazamiento más cómodo para ellos. La mayoría ha pernoctado en bilbo, a la espera de juntarse a partir de las 16.00 y empezar a mostrar los colores encarnados de su equipo. Anadolu Efes, por cierto, ha movido a un reducido reducto de aficionados, siendo el Fenerbahçe quien, por goleada, ha caldeado el ambiente –relativamente– al mediodía, con un buen puñado de seguidores turcos que han llegado no solo de tierras otomanas, sino de Alemania e Italia. «El año pasado en Belgrado había un ambiente de Final Four más caliente. En parte porque hace frío, en parte porque venimos de Bilbo o Donostia hasta aquí, ese ambiente se va difuminando. Nos gusta Gasteiz, sabemos que el Baskonia es una gran afición del basket, pero igual esperábamos algo más», han comentado un nutrido grupo de «germano-turcos», que ha explicado a este periódico también que Anadolu Efes es algo así como «el segundo equipo de muchos». «En Estambul hay gran rivalidad en tre equipos como Fenerbahçe con Besiktas o Galatasaray. En cambio, Efes es un equipo más nuevo que suele caer bien, pero que mueve un nçumero reducido de aficionados propios. Si creíais que pudiera haber problemas de rivalidad, os habéis equivocado».
El leve descanso que ha dado el frío –cuando se ha calmado el viento, sobre todo–, ha facilitado los ánimos y la posibilidad de asomar el hocico por la Fan Zone. Pero para entonces ya han dado las 15.30 y había que empezar a pensar un plan para acudir al Buesa Arena. Las semifinales, la Final Four, se ha trasladado a las canchas, lejos del frío. Empieza a tomar temperatura.