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MOSCÚ

Cercada por Occidente, la Rusia de Putin se abona al gigante chino

Con una economía golpeada por las sanciones occidentales, Rusia mira hacia China, a su vez en guerra comercial con EEUU, y cuyo presidente, Xi Jinping, llegó ayer a Moscú en una visita que trata de abrir «una nueva era» y fortalecer las relaciones entre ambos países. Xi y Putin comenzaron por comprometerse a contrarrestar las imposiciones de Washington en el mercado de la alta tecnología y al «chantaje en la cooperación comercial».

El presidente de China, Xi Jinping, llegó ayer a Rusia para una visita que busca abrir una «nueva era» de amistad y fortalecer las relaciones económicas entre los dos gigantes, en un contexto de enfrentamientos comerciales de Pekín con Washington y de conflicto de Moscú con Occidente en general.

Antes de reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, el dirigente chino se mostró convencido «de que esta visita conducirá a nuevos éxitos impresionantes que no harán sino mejorar» las relaciones bilaterales. «Estos últimos años las relaciones entre China y Rusia han llegado a un nivel sin precedentes», dijo, por su parte, Putin, que igualmente espera «un empuje suplementario al desarrollo de los lazos bilaterales».

Además de una treintena de acuerdos firmados, ambas partes se comprometieron a «contrarrestar la imposición de restricciones infundadas al acceso a los mercados de productos de tecnologías de la información con la excusa de garantizar la seguridad nacional, así como a la exportación de productos de altas tecnologías», en referencia a la actual guerra comercial entre Pekín y Washington. La declaración conjunta también subrayó los planes de «oponerse a la dictadura política y al chantaje en la cooperación comercial y económica internacional, y condenar la aspiración de algunos países de arrogarse el derecho a decidir los parámetros de cooperación entre otros países».

A su vez, ambos prometen «garantizar el funcionamiento pacífico y seguro de Internet sobre la base de la participación en igualdad de condiciones de todos los países en dicho proceso. Y contribuir a instaurar un mando regulado de un espacio informativo global».

«Esta visita es un evento crucial para nuestras relaciones bilaterales», anticipó el martes un consejero del Kremlin, Iuri Uchakov, quien adelantó la firma de una declaración común sobre «el refuerzo de las relaciones, de la asociación a nivel global y la cooperación estratégica, que ingresan en una nueva era».

Uchakov recordó que China «es el más importante socio comercial de Rusia». En un contexto de fuertes tensiones entre Moscú y países occidentales, cuyas sanciones han golpeado duramente la economía rusa, el intercambio comercial entre Moscú y Pekín aumentó 25% en 2018 para alzar «un nivel récord de 108.000 millones de dólares», aseguró Uchakov.

Rusia «se está volviendo desde el mercado europeo en dirección del mercado chino», opina el analista ruso Alexander Gabuiev. Al mismo tiempo, añade, China se ha convertido en «un inversionista muy importante» en la economía rusa, y mantiene financiamiento público y privado en Rusia.

Uchakov recordó también la proximidad política de los dos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU en la mayoría de asuntos internacionales.

Corea del Norte, Siria, Venezuela o Irán evidencian esa aproximación y están en la agenda de la visita, al igual que sus respectivas relaciones con Estados Unidos.

 

Pekín y Moscú bloquean en la ONU una condena al Ejército por la brutal represión en Sudán

China, apoyada por Rusia, bloqueó en el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución auspiciado por Gran Bretaña y Alemania que denunciaba la muerte de civiles en la represión en Sudán y apelaba al Ejército y a la oposición «a seguir trabajando por una solución consensuada a la crisis». Pekín rechazó tajante el texto y Moscú lo tildó de «desequilibrado» e instó a esperar la respuesta de la Unión Africana.

Mientras, se seguían oyendo tiroteos ayer en la capital sudanesa, Jartum, mientras se eleva a más de un centenar el balance provisional de muertos desde el lunes.

Pese a que las fuerzas paramilitares controlaban las calles, la oposición instó a resistir y auguró que «ni el Consejo golpista ni sus milicias podrán decidir sobre el futuro del pueblo y sobre la transición a un poder civil». Exigió una investigación internacional sobre la masacre.GARA