Maite UBIRIA
BAIONA

«Si Francia no otorga a ‘Xistor’ la libertad condicional, deberá asumir que le condena a morir en prisión»

Las palabras de Joana Haranboure, una de las dos hijas de Frederic ‘Xistor’ Haranburu, resuenan con la gravedad propia de la decisión que se juega este viernes en los tribunales franceses. A sus 65 años de edad, el preso de Senpere se ha adentrado en el camino que lleva a los 30 años de encarcelamiento. La justicia debe decidir sobre su segunda demanda de libertad condicional. Este jueves, GARA publica una entrevista con tres miembros de la familia Haranburu, representantes de tres generaciones, en un intento de trazar un hilo que conecte ese largo periodo de 30 años, cargado de sufrimientos, con un horizonte en el que tratan de dibujar una todavía tenue linea de esperanza.

Kattin, Gexan, Joana y Ekain, cogidos de la mano. (Bob EDME)
Kattin, Gexan, Joana y Ekain, cogidos de la mano. (Bob EDME)

El tribunal encargado de la aplicación de penas dará a conocer el viernes su decisión sobre la segunda petición de libertad condicional presentada por Frederic ‘Xistor’ Haranburu.

Esa misma instancia rechazó la primera petición, cursada por la letrada del preso de Senpere, Maritxu Paulus-Basurco, en 2013.

El juicio para analizar la segunda petición, que tuvo lugar el pasado mes de mayo, deparó algunas sorpresas, aunque dejó también una pesada sensación de que los aires de cambio que recorren Euskal Herria no se han dejado sentir como cabría esperar en el ministerio público francés.

La dirección de la prisión de Lannemezan, a la que Haranburu llegó hace veinte años, anque ya rebasó hace tiempo el límite de cumplimiento obligatorio de pena en prisión, quiso significar su apoyo a la excarcelación del preso con su presencia a tal efecto en la vista.

El fiscal, sin embargo, redundó en argumentos ya conocidos, lo que no puede ocultar, a ojos de la familia, la «calidad jurídica de la demanda y el hecho de que nuestro allegado haya cumplido una a una todas las condiciones para llevar a buen puerto este proceso».

Joana Haranboure, una de las hijas de Xistor, no duda en atribuir a «los avances políticos dados en nuestro país» el que la defensa de su padre haya podido presentar «las mejores garantías», lo que unido al cambio de contexto en Euskal Herria –ETA completó su desarme en 2017 y el año pasado procedió a su disolución– no deberían hacer dudar sobre lo preceptivo de su liberación.

Por su parte, la letrada Paulus-Basurco, tal como hace cada vez que debe aludir a alguna de las causas ligadas a los tres presos de Lapurdi condenados a prisión permanente en el Estado francés, aclara que conceder a Frederic Haranburu la libertad condicional «no implicaría para nada un regalo, ya que, no hay dudas de que se le aplicarían condiciones muy estrictas, que condicionarían fuertemente su día a día durante los próximos años».

En esa cuenta atrás, plagada de inquietudes e incertidumbres, GARA compartió una tarde de vivencias con tres miembros de la familia Haranburu, exponentes a su vez de tres generaciones.

Se sumaron a ese encuentro Kattin, la mujer que pese a estar separada de su marido cuando este fue detenido en 1990 decidió que «responderíamos como una familia a esa dura realidad que, sin que para nada lo esperáramos, se nos vino encima de la noche a la mañana»; Joana, una de las dos hijas de ‘Xistor’, que tiene actualmente 38 años de edad, y que vio cómo su padre era detenido cuando contaba «8 años y medio», detalla con exactitud, y, finalmente, Ekain que, al igual que su hermano Gexan, solo ha conocido a su abuelo entre los muros de la prisión de Lannemezan, pero que sueña con que regrese pronto para «construir cabañas de madera en el bosque».

Para resaltar la importancia de que una resolución positiva de esta causa tendría para un proceso de paz y convivencia «que goza del respaldo de la práctica totalidad de los actores políticos y sociales de Ipar Euskal Herria», Bake Bidea y Artesanos de la Paz han convocado a la ciudadanía a acudir a una concentración que tendrá lugar, el viernes, a las 18.30, ante la sede de la Subprefectura en Baiona.