Un viejo camión Mercedes anuncia que se entra en la zona de Birjolastu, A partir de ahí se abre un universo de materiales reciclados que consiguen hacer las delicias de los más pequeños.
Unas espectaculares figuras de animales llenas de color sirven de elementos en los que subirse y disfrutar, buscando el acercamiento con una serie de especies que, en muchos casos, se encuentran en serio peligro de extinción. Bajo la atenta mirada de sus progenitores, la chavalería se encarama a un impresionante tiburón que muestra su afilada dentadura. Cerca de él, se encuentran un rinoceronte, una simpática tortuga, el majestuoso león, un cocodrilo y hasta un escarabajo trompetero en el sentido más literal del término.
Esquivando las numerosas silletas aparcadas, se llega a la fuente de la Taconera, que se ha convertido en un improvisado mar en el que navegan infinidad de barcos, con sus velas de colores. Al lado se encuentra el astillero, donde chicos y chicas montan su particular velero para luego lanzarlo por las procelosas aguas de la fuente. Una actividad que demuestra cómo existen energías limpias como el aire o la fuerza de los propios brazos.
En otra de las zonas, aparecen antiguas bicicletas y demás elementos metálicos que se convierten en espacio de divertimento del estilo de los gimnasios para ancianos que pueblan otros parques de la ciudad. En medio de ellos se levanta un gran dragón elaborado con botellas de plástico y cuyas escamas son viejos CDs y envases de yogures.
Neumáticos que ya no se pueden utilizar para ‘calzar’ coches sirven ahora para que la chavalería juegue con ellos subiéndose encima o saltando a través de los huecos que dejan las ruedas.
Junto a esta zona aparece el área denominada ‘Rebebé’, donde los más pequeños entre los pequeños también pueden disfrutar de un espacio de juegos al amparo de la agradable sombra que ofrecen los árboles en todo Birjolastu.
Otro de los espacios estrella es la ‘Cocina de las maravillas’, donde las tareas del hogar se convierten en algo cotidiano para los más pequeños con independencia de su sexo. Viejas lavadoras, sartenes y demás perolas sirven para acercarse a una realidad habitual y en ocasiones pesada, pero desde un punto de vista divertido.
Esa es la gran esencia de Birjolastu, un lugar «diferente y en el que los críos se lo pasan genial, al margen de los juegos más habituales y con una filosofía muy interesante», señala Maitane mientras procura no perder detalle de lo que hace la pequeña Idoia.
Endika comparte sus palabras y va más allá. «Espero que con los nuevos gobernantes de Navarra Suma se mantenga esta iniciativa. Si no me equivoco, estos juegos los potenció el Cambio y sería una pena que se perdieran».
El tiempo dirá si el año que viene se mantiene esta iniciativa, de la que se puede disfrutar en la Taconera en sanfermines en horario de 11.30 a 14.00 horas y de 17.30 a 20.30 horas.