'Bhuga' se lleva los 3 millones de la final del Fortnite con 16 años
La sede del campeonato es un palacio de deportes al estilo Miribilla, pero algo más grande y vetusto. Esta en Nueva York. Por la tarde un Dj llamado Marshmello comete un crimen contra la música electrónica. Miles de personas en el recinto y cerca de medio millón siguiendo el evento en streaming. En la cancha, un grupo de chavales con cascos, teclados y pantallas. Son la élite. Es la final de la Copa del Mundo de Fortnite, el juego en línea más popular del mundo.
La realización es una mezcla del Club Disney y Poker Stars. En medio aparecen videos promocionales de los finalistas relatando sus rutinas y ambiciones. Les acompañan sus padres, que vigilan que estudien y hagan deporte para mantenerse en forma. Sí, para jugar a un videojuego. La media de edad es 16 años. Vistos en directo, parecen una parodia. Es llamativa la falta de chicas. Son jóvenes, todos chicos de menos de 20 años, blancos, occidentales, jugando en serio, muy en serio. Ellos y los suyos han puesto todas sus expectativas en este juego. Si ganan, serán ricos. Son un total de 30 millones de dólares en premios. El ganador se lleva 3 millones de dólares. Son niñatos, pero son profesionales. Viven de y para esto.
Para quien no haya visto nunca una partida de Fortnite, es el típico videojuego de tiros, solo que van por una campiña, recogen armas y otros instrumentos, llegan a edificios que deben derrumbar en los que se encontrarán con otros contrincantes. A su vez, juegan junto con otros jugadores de su mismo nivel para eliminar a otros jugadores. Es a la vez cooperativo y muy competitivo. 40 millones de jugadores de todo el mundo han intentado llegar a la final de Nueva York. Solo 100 lo han conseguido.
Los yanquis comandan la fiesta, en la cancha y fuera. Entre los finalistas hay un par de franceses y un niño argentino, King, que dicen que el un killer, que ‘mata’ mucho pero gana poco. Finalmente, tras una ronda de seis partidas, Kyle ‘Bugha’ Giersdorf se convierte en el campeón mundial de Fortnite. Es norteamericano. Cuando le preguntan cómo lo ha vivido, responde “it’s insane”. Ni que lo diga. Ha ganado 3 millones, es una celebrity, su familia aparece en escena y lo adoran. Son ricos y, en principio, lo van a ser mucho más. Lo tienen fácil y, a la vez, no puede ser sencillo ser el tal Bugha.