Durante el bloqueo se estaba celebrando en el hotel de lujo una de las numerosas reuniones que están precediendo la cumbre internacional, por lo que han impedido la entrada a una delegación de los EEUU, que ha tenido que acceder por una puerta adyacente.
Mediante la ocupación no violenta del lugar simbólico que acogerá a los jefes de Estado durante la cumbre han querido reivindicar que «no vamos a aceptar que Euskal Herria se convierta en su terreno de juego».
Durante la hora que ha durado la acción la Policía Nacional francesa ha estado presente, pero tan solo se ha acercado para preguntar cuál era el objetivo del bloqueo. Los activistas les han facilitado el documento en el que se explicaba las razones de la acción, y el contacto no han ido más allá.
«Pensábamos que nos iban a expulsar, y a partir de un momento hemos decidido marcharnos porque habíamos conseguido el objetivo de la acción, que era hacer llegar nuestro mensaje», ha indicado Egoitz Urrutikoetxea, uno de los participantes.
Grupo de ciudadanos
El grupo que ha participado en el cerco ha dejado claro que se trata de una acción que se sitúa fuera de la dinámica de los organizadores de la contracumbre. Se trata, de hecho, de una campaña que empezó antes de que se tuviera noticia de la cumbre y que continuará su andadura una vez que haya transcurrido.
Por el contrario la contracumbre –que incluirá encuentros entre Hendaia e Irun los días 21, 22 y 23 de agosto, así como la manifestación que se celebrará el sábado 24 y las siete concentraciones el domingo 25– está organizada por G7EZ! y Alternatives G7, plataformas creadas de cara a este G7.
Sobre las razones que han llevado a realizar la acción Urrutikoetxea ha explicado: «Somos ciudadanos de Ipar Euskal Herria que desde hace meses estamos reflexionando sobre la desobediencia civil, y nos parecía que la organización de la cumbre representa la actitud y el comportamiento de un Gobierno que desprecia a los ciudadanos y a los territorios, por lo que hemos creído que era importante movilizarnos». Ha subrayado también que se ha llevado a cabo de manera no violenta.
Este grupo de ciudadanos prevé profundizar en la reflexión para que desde Euskal Herria se establezca una dinámica de desobediencia civil que haga frente a los ataques que llegan desde el Gobierno francés.
Mensajes claros
Han sido tres los mensajes que han querido transmitir a través del bloqueo. Por un lado, que la decisión que celebrar la cumbre en Biarritz se ha impuesto desde el Gobierno de Emmanuel Macron, sin ningún tipo de concertación.
También han denunciado la privatización del espacio público de la costa vasca en pleno verano: «La han militarizado y ‘bunkerizado’ para que se reúnan los representantes de las siete potencias mundiales». Han recordado que el aeropuerto y varias estaciones de tren estarán cerradas, además de denunciar la prohibición de circular y de manifestarse en gran parte de Biarritz y sus alrededores.
Tras remarcar que se trata de un «ejercicio de hipocresía» en el que las siete potencias solo acrecientan la crisis mundial, han declarado que «no aceptamos que Euskal Herria se convierta en su campo de juego».