Agustín GOIKOETXEA
BILBO

Marijaia visita Basurto con una cura de fantasía a base de payasos y acróbatas

Marijaia visitó ayer como todos los años a niñas y niños ingresados en Basurto para acercarles una porción de Aste Nagusia, y qué mejor regalo que una actuación circense. La troupe de Il Circo Italiano instaló la lona en los jardines del recinto hospitalario para que la magia de acróbatas, malabaristas y payasos les ayudase a recuperar su salud.

La magia del circo inundó por una hora el jardín anexo al pabellón San Pelayo gracias a la visita de Marijaia, que acudió acompañada de su cohorte comparsera, así como de la pregonera, Bea Sever, y la txupinera, Itsasne Núñez. Algunos de los txikis ingresados y otros muchos que se sumaron, además de personal del hospital y representantes municipales, disfrutaron durante una hora de los números que ofrece a diario la sexta generación de los hermanos Rossi bajo la carpa instalada en el parque de Etxebarria.

En esta segunda ocasión en que el circo asentado en Catalunya acudía a Basurto ofrecieron una porción de su espectáculo “Bellissimo”, donde 32 jóvenes artistas cautivan al público con sus acrobacias y con los sketchs cómicos e incisivos de los payasos Paute y su inseparable Capitano.

Antes de que comenzase la función tras el disparo del pertinente txupin, los txistularis de Irrintzi y la trikitrixa de Bizkaitarrak animaron la espera, sin olvidar a una traviesa pareja, Karpatxo y Mekanitxin. La música sirvió para invitar a los presentes a dejarse llevar por la carga de emoción de cada uno de los números ejerciendo Paute de maestro de ceremonias.

Tres jóvenes malabaristas arrancaron con un complicado número de mazas que encandiló, entre ellos Massimo Rossi y la gernikarra Olatz Ormaolea, «que se enamoró y se quedó en el circo», desveló un indiscreto payaso de cara blanca. Este clon prosiguió con su «txalaparta a la catalana» con botellas de agua de Vichy que produjeron una melodía especial.

La tensión llegó con la portuguesa Nuria Mariani, que destacó por su capacidad de templanza y serenidad con el equilibrio primero de varias espadas en la frente, en complicadas posturas, y luego sumando un puñal en la boca para sujetar un sable. Después de una cerrada ovación, volvió a la pista Capitano para arrancar nuevas carcajadas.

Las acróbatas Vasallo Sisters mostraron una increíble flexibilidad en sus equilibrios. Sin duda, la pareja Paute-Capitano, a la que luego se sumó Martino, fue la que logró relajar a los espectadores tras las contorsiones de las cuatro hermanas. Los cómicos mezclaron habituales sketchs con comentarios vinculados a la realidad vasca y catalana, donde no faltó una socarrona ironía.

Para entonces eran ya muy pocos los que no estaban cautivados por los equilibrios imposibles y las contorsiones inexplicables. Sobre el escenario, encima de una pista circular, el duo de patinadores conformado por David Shön y Ursula Núñez presentaron un número acrobático que cortó la respiración del respetable por su peligrosidad. Paute indicó que la pareja pertenece a una saga de artistas vinculados a Il Circo Italiano, una compañía en el que no hay números con animales.

Un circo con historia

El origen de la compañía hay que buscarla en 1958, cuando el toscano Claudio Rossi decidió fundarla para así coronar su exitosa carrera como artista circense. Il Circo Italiano realizó giras por Italia, Grecia y África hasta que, en 1975, volvieron a debutar en el Estado francés y Portugal. Cinco años más tarde, se instaló en Catalunya recorriendo el resto de la península.

En la recta final de su espectáculo en Basurto, los cubanos del duo Erlan demostraron una fuerza descomunal con sus equilibrios mano a mano. Hubo de nuevo espacio para las risas con los particulares números de magia de los payasos, previo a la despedida de una buena parte del elenco de artistas. «Hasta siempre. Hay Circo Italiano para rato y nunca se dice adiós», enfatizó Pau Sarraute al dar por concluida esta sesión especial.

Satisfecha, Marijaia se encaminó hacia el recinto festivo del Arenal, no sin antes saludar a los txikis ingresados.