Los dos colectivos han denunciado con una concentración de protesta ante el Consistorio el «dispositivo social desproporcionado» y la «exhibición de fuerza» de los policías contra quienes encuentran en Aste Nagusia de Bilbo «una oportunidad para autogenerarse una fuente de ingresos».
Tanto la ONG como la asociación de trabajadores del 'Top Manta' Mboolo Mooye Doole han denunciado así la retirada el pasado miércoles, por parte de la Policía Municipal, de los puestos de «manteros» que ocupaban el Puente del Arenal. El episodio ocasionó las protestas de numerosos ciudadanos y se saldó con la detención de dos de ellos, una de ellas, comparsera, magullada por los golpes. La Policía Municipal habla también de un agente herido.
Este viernes, durante la protesta, en la que se ha exhibido una pancarta con la leyenda "Manteroak be jaixetan (Manteros también en fiestas) Sobrevivir no es delito", la portavoz de SOS Racismo Bizkaia Elena Bezanilla ha afirmado que la intervención supone «otra demostración de las políticas de hostilidad que el Ayuntamiento de Bilbao reserva a aquellos sectores con mayores dificultades sociales».
«Detrás de los buenos modales y las declaraciones grandilocuentes sobre diversidad e inclusión del alcalde de la villa y de su equipo de Gobierno se esconden toda una serie de prácticas racistas y punitivas contra los colectivos precarizados de la ciudad», ha añadido.
Como ha habían hecho antes de la fiestas, ambos colectivos han incidido en que «ni la persecución punitiva a los manteros ni la criminalización de su actividad resuelve las necesidades vitales de una parte importante de la sociedad», que encuentra en las fiestas de Bilbao «una oportunidad para autogenerarse una fuente de ingresos».
En contrapunto, han agradecido el apoyo social y en general «la buena disposición de la ciudadanía vasca» que, «a pesar de la violencia racista del Ayuntamiento, siguen apostando por reforzar el lazo social y por generar redes de apoyo y complicidad».
Baba, representante del colectivo de «manteros», ha pedido al Ayuntamiento de Bilbo «que desista de su política criminalizadora de trabajadores pobres» porque «con su hostilidad únicamente crea condiciones para incitar a la violencia y se aleja cada vez más de la pacificación de la vida comunitaria que reclama esta sociedad». «La calle es de todos, sobrevivir no es delito, ser mantero tampoco», han concluido.