Osasuna llega al primer parón de la temporada imbatido, con cinco puntos y prolongando su racha en el Sadar, donde ha enlazado ya 27 jornadas en positivo. Los números, en frío, ilusionan; lo que está viviendo la familia rojilla no tiene nombre.
El Sadar, que lleva meses disfrutando de una fiesta continua, ha vibrado hoy con otra tarde memorable. Responsable y receptor al mismo tiempo, el graderío del estadio iruindarra ha visto cómo su equipo pasaba primero por encima del campeón y le ha echado después una mano para evitar una derrota que habría resultado profundamente injusta.
Osasuna, que saltaba al campo con cuatro novedades –Oier, Fran Mérida, Rubén García y Brandon por Moncayola, Darko, Róber Ibáñez y Cardona, que con problemas musculares, se quedaba incluso fuera de la convocatoria a última hora–, ha anulado a su rival desde el mismo pitido inicial. Para el primer minuto ya había forzado un córner, para el segundo ya había pisado el área en un par de ocasiones y en el sexto se adelantaba en el marcador. El balón lo servía Brandon desde la derecha y lo remataba de volea Torres, desmarcado en el segundo palo.
No ha habido respuesta. Demérito visitante, probablemente, pero también mucho mérito local. Intenso, atrevido, solidario, el equipo navarro ha posibilitado que Rubén disfrutara de los 45 minutos más plácidos de la temporada –el Barcelona no ha rematado a puerta una sola vez en el primer tiempo– y, aunque no ha llegado a generar ocasiones demasiado claras, siempre se ha visto más cerca de la sentencia que del empate.
Ha cambiado el viento en el descanso. Ernesto Valverde ha acertado con los cambios –los dos goleadores blaugranas han saltado al campo en la segunda parte– y el Barcelona se ha sentido más cómodo ante un rival al que iba haciendo mella el cansancio. Una semana después de su debut, el jovencísimo Ansu Fati se estrenaba también como goleador con un cabezazo inapelable y, mediado el segundo tiempo, Arthur volteaba el marcador con un disparo desde la frontal.
Lejos de venirse abajo, Osasuna, espoleado por la grada, ha encontrado fuerzas donde parecía no haberlas. Arrasate ha retirado a Mérida y Rubén García, lógicamente más tocados que sus compañeros, y el aire fresco también le ha venido bien al equipo que, cuando más complicado lo tenía, ha dado un paso adelante. Asumiendo el riesgo de encajar la sentencia –Rubén se ha lucido ante Carles Pérez en el último suspiro–, ha vuelto a mirar a la portería de Ter Stegen. Y la ha encontrado. El alemán ha tenido que realizar un par de buenas intervenciones antes de que Torres, aprovechando un penalti por mano de Piqué, anotara el definitivo empate a dos