David MESEGUER
deriK-KURDISTÁN OESTE
Elkarrizketa
KINO GABRIEL
PORTAVOZ DE LAS FDS Y COMANDANTE SIRIACO

«Nosotros demandamos la zona segura pero para blindar nuestras fronteras»

Tras jugar un papel destacado en la derrota territorial del Estado Islámico (ISIS), el comandante siriaco Kino Gabriel afronta ahora el reto de contribuir a la restructuración de las FDS y supervisar que se cumplan los términos de la «zona segura» pactada por Turquía y Estados Unidos.

A pesar de rondar la treintena, Kino Gabriel habla con la seguridad y la confianza que se esperan de un mando militar que lleva más de un lustro en el frente de guerra. Aparcada la posibilidad de un inminente ataque turco, el portavoz de las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) ha atendido a GARA en una base militar cercana a Derik para hablar de la «zona segura» puesta en marcha por Turquía y EEUU, la todavía preocupante presencia de células durmientes del Estado Islámico y la situación de la menguante población cristiana en la región.

La primera fase de la «zona de segura» se ha puesto en marcha, pero aún queda mucho por negociar. ¿En qué consiste este primer estadio?

Las primeras medidas se han comenzado a aplicar entre Ras al-Ain [Serekainye en kurdo] y Tel Abiad con patrullas conjuntas de Turquía y EEUU a ambos lados de la frontera y la destrucción de fortificaciones defensivas de nuestras fuerzas. La implantación de una zona de seguridad es también una demanda de las FDS para defender nuestras fronteras septentrionales contra cualquier tipo de ataque y mantener la situación de seguridad y estabilidad de la que gozamos actualmente. Esto nos va a permitir focalizarnos aun más en la lucha contra el Estado Islámico y hacer frente a todas las amenazas que representan los diferentes actores implicados en la guerra de Siria.

Como sucedió en el pasado en Manbij, se están constituyendo consejos militares locales que sustituyan la presencia de las Unidades de Protección Popular (YPG). ¿Con qué propósito?

En 2016 ya se estableció un consejo militar local en Manbij durante la campaña militar para liberar la ciudad del Daesh. Lo mismo se hizo en Raqqa antes de la ofensiva contra los yihadistas. Son consejos bajo el paraguas de las FDS formados por locales que conocen muy bien su región, sus riesgos y necesidades. En los últimos tres meses, después de la derrota territorial de ISIS en Deir Ezzor, se ha acelerado la puesta en marcha de estos consejos.

A pesar del anuncio de la «zona segura», continúa la construcción de trincheras y túneles iniciada cuando Trump anunció la retirada de sus tropas —finalmente dio marcha atrás—.

Estas preparaciones no son solo contra una posible ofensiva turca, sino contra cualquier ataque de los actores que libran la guerra en Siria. Tenemos que estar preparados para poder defender a la población. La zona de seguridad es una demanda pero también hay otras que de momento no han sido satisfechas como es una zona de exclusión aérea o la asistencia que hemos pedido a instancias judiciales internacionales para juzgar a los terroristas del ISIS por sus crímenes. En lo que respecta a la retirada de las tropas estadounidenses, por supuesto que se está produciendo pero no de la manera y el volumen del que se hablaba al principio. Nuestra coordinación con la Coalición Internacional sigue siendo muy estrecha a un alto nivel, continuamos con la ejecución de programas conjuntos y seguimos recibiendo entrenamiento y ayuda en la lucha antiterrorista.

De nuevo ha aparecido el rumor sobre un despliegue a los llamados Roj Peshmerga vinculados ideológicamente con el Partido Democrático de Kurdistán (PDK) de Barzani en esta zona de seguridad.

Aquí tenemos una Administración y una estructura militar que son las FDS, y por lo tanto, cualquier facción que quiera actuar en la zona debe integrarse y actuar bajo nuestro paraguas.

Se ha difundido a bombo y platillo que ISIS ha sido derrotado, pero en la región se producen ataques casi diarios perpetrados por células durmientes.

Lo que hemos conseguido es una victoria territorial sobre ISIS, pero siempre subrayamos que la lucha contra ISIS no ha acabado a nivel político, económico, social e ideológico. Como ha sucedido en otros lugares del mundo con otras organizaciones terroristas, hay que implantar un sistema de seguridad eficiente para hacer frente a las acciones de células durmientes y los ataques suicidas. En el caso iraquí por ejemplo, aunque se derrotó a ISIS en 2017, continuamente son necesarias operaciones militares para desmantelar células terroristas.

¿Cuál es la clave para que la población local deje de apoyarlos?

ISIS todavía tiene algunas cartas que jugar en la región ya que todavía están recibiendo tanto apoyo local como internacional de organizaciones que defienden su lucha. Fueron capaces de crear un Estado terrorista y acabar con todo ello va a necesitar mucho tiempo y esfuerzos. Hay que luchar en todos los ámbitos, reconstruir la región e invertir en educación y sanidad. En definitiva, una solución política que necesita Siria pero también buena parte de Oriente Medio porque esta situación de inestabilidad fue la razón por la que todas estas organizaciones extremistas y principalmente ISIS fueron capaces de aparecer y crecer rápidamente.

Las FDS y el autogobierno han pedido a instancias internacionales ayuda para gestionar los centros de detención de prisioneros y los campos de familiares de miembros de ISIS. ¿Se sienten abandonados?

Llevamos pidiendo ayuda desde 2017. Es urgente encontrar una solución al problema de stos grandes campos de detención de prisioneros ya que son una bomba de relojería. No sabemos cuanto tiempo más podemos mantener su seguridad. Si un ataque suicida ocurre en el campo de Al-Hol o hay una falla de seguridad cualquier cosa puede suceder. Tenemos miedo de que algunos puedan escapar y ISIS pueda reorganizarse ya que los que viven en estos campos son auténticos aduladores de la ideología de ISIS y siguen creyendo en el Estado que crearon y están dispuestos a morir por él.

Y qué hay de sus desmandas para establecer de un tribunal penal internacional?

Entendemos la dificultad que supone juzgar y repatriar a los combatientes, ya que cada país tiene sus propias leyes. Además, de muchos prisioneros aun se desconocen los crímenes que han cometido y todavía no se han recopilado las pruebas y evidencias necesarias. El asunto es muy complejo, pero necesitamos una solución porque dichos prisioneros no pueden estar esperando sine die. En Irak es más sencillo porque es un país reconocido, con su sistema judicial. Allí están siendo juzgados tanto combatientes iraquíes como extranjeros que se unieron a ISIS en Irak o capturados en territorio iraquí. Nuestra administración no goza de ese reconocimiento internacional y ello dificulta que toda esa gente pueda ser juzgada.

Una buena franja del Éufrates está controlada por las FDS al este y por el régimen sirio al oeste. ¿Existe algún tipo de colaboración o de contacto con Damasco en la lucha contra ISIS?

La situación en la zona es estable y en los últimos meses no ha habido ningún cambio destacable. Nosotros seguimos llevando a cabo operaciones militares para defender la región de cualquier tipo de amenaza y asegurar que la gente pueda vivir allí. Los otros actores [se refiere al Gobierno de Damasco] que juegan un rol importante en estabilizar la región, también deben aportar su granito de arena como han hecho las FDS. Haygrupos que tratan de desestabilizar la región con células durmientes y nuestro cometido es desmantelarlas.

¿Cuál es la posición de las FDS en relación a la ocupación turca de Afrin?

Nuestro objetivo es liberar Afrin de la ocupación turca y de los grupos extremistas allí desplegados y permitir que los miles de locales desplazados puedan regresar a sus aldeas y hogares y retomar sus vidas. Afrin es un episodio más de esta guerra tan complicada, que sucedió gracias a un acuerdo entre Rusia, Turquía y el régimen. A pesar de la presencia de tropas rusas que se suponía debían evitar cualquier tipo de acción militar, se dio luz verdea los turcos para atacar Afrin. La situación de Afrin va a tardar en resolverse pero somos optimistas en que su liberación llegue como parte de la guerra necesaria contra el terrorismo y el extremismo que estamos librando en todo el norte de Siria.

Muchos cristianos de Siria han emigrado en los últimos años hacia Europa y otros continentes. Si llega a estallar otra guerra en la región, ¿puede ser la estocada final para su pueblo?

El problema de la emigración, no solo lo sufren los cristianos sino toda la gente de Siria, aunque sí que es cierto que las cifras migratorias de los cristianos de la región de Yazira son mucho mayor que otras nacionalidades. Se estima que entre 150.000 y 200.000 cristianos han abandonado la región de Yazira desde el estallido de la guerra en 2011 y que hora quedamos alrededor de 100.000.

¿Esta diáspora continúa?

En los últimos dos o tres años se ha producido una reducción en el número de cristianos que abandonan nuestra tierra gracias a la estabilidad y a la mejora en las condiciones de seguridad. La comunidad no va a desaparecer porque estamos presentes en ciudades de todo el país como Homs o Alepo, pero por supuesto si la guerra y las dificultades económicas continúan sí que pueden reducirse sus números como ha sucedido en otras ocasiones en las que hemos sido víctimas de genocidios como el ocurrido en 1915 en Turquía. A pesar de este genocidio o lo sucedido en Irak, algunas personas marcharán pero muchos continuaremos viviendo aquí.

¿Qué opina de los gobiernos que facilitan la acogida a los cristianos de Oriente Próximo pero no destinan recursos para que se queden en su tierra?

El autogobierno en el que participamos está trabajando para provocar un cambio no solo en Siria sino en toda la región porque los regímenes y las autoridades que han gobernado Siria, Irak o Turquía no han reconocido los derechos de nuestra comunidad y la represión a nivel político, económico, social y cultural ha provocado el éxodo de nuestra población. Necesitamos que la comunidad internacional apoye el cambio político que estamos tratando de efectuar en la región ya que nuestro proyecto lucha por el reconocimiento de todos los pueblos que la habitan. Los esfuerzos deben hacerse para que nos quedemos porque somos una de las comunidades más ancestrales de Siria y es nuestro derecho continuar viviendo aquí.