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DONOSTIA

La Fiscalía eleva a 28 años la solicitud de prisión para el tatuador de Donostia

La Fiscalía, que inicialmente solicitaba penas que sumaban 21 años de prisión para el tatuador donostiarra acusado de abusar y acosar sexualmente de una docena de mujeres, ha decidido elevar su solicitud hasta los 28 años y medio de reclusión, mientras que las dos acusaciones particulares que representan a dos de las víctimas han mantenido sus demandas y la defensa ha reclamado la libre absolución de su cliente.

El tatuador, en el banquillo en la primera sesión del juicio. (Juan Carlos RUIZ | FOKU)
El tatuador, en el banquillo en la primera sesión del juicio. (Juan Carlos RUIZ | FOKU)

El tatuador donostiarra acusado de abusar y acosar sexualmente de una docena de mujeres, en su mayoría clientas, ha negado los hechos que se le imputan que ha atribuido a una especie de «conspiración» dirigida por un competidor que le quería «quitar el negocio». El testimonio del procesado ha centrado por completo la atención de la última jornada del juicio que se ha celebrado en Donostia.

Las dos primeras sesiones del juicio, en las que declararon las víctimas y diferentes testigos, tuvieron lugar el pasado mes de setiembre, si bien la última jornada tuvo que aplazarse por la incomparecencia de varias afectadas que han declarado hoy, salvo una que no ha acudido por encontrarse en el extranjero.

En las sesiones del juicio ya celebradas, las víctimas, muchas de ellas clientas, además de una alumna de un curso de tatuaje y la novia de un amigo del procesado, pusieron de manifiesto un patrón de acoso sexual casi sistemático entre 2013 y 2018 por parte del imputado, quien durante todo el juicio ha permanecido oculto por un biombo para impedir el contacto visual con estas mujeres.

Según desvelaron las afectadas, los episodios de acoso habrían comenzado con los primeros trabajos que el hombre realizó inicialmente en una vivienda del barrio de Bidebieta donde convivía con su esposa y la hija de ésta, y que continuaron después en el estudio que puso en la Parte Vieja de la ciudad.

Estas mujeres relataron distintos episodios de acoso, proposiciones de índole sexual, piropos, tocamientos y envío de mensajes que les hicieron sentirse acosadas e incómodas, y algunas de ellas manifestaron que el hombre incluso les llegó a tomar la mano para colocársela sobre su pene.

En la sesión de la vista celebra hoy, el encausado ha negado todos estos hechos, ha mantenido que nunca tuvo «ningún comportamiento inapropiado» con ellas y ha señalado que nadie denunció nada en su contra hasta que una chica decidió escribir en una red social que había sido acosada por él.

En otro momento del juicio, el tatuador ha insistido en que «nunca» hizo nada «sin el consentimiento» de ninguna mujer, ha recalcado que no forzó «a hacer nada» a ninguna de ellas y ha puesto de relieve la paradoja de que muchas de las denunciantes acudieran a varias sesiones e incluso repitieran tatuaje en su estudio cuando ya habrían sido abusadas. «Ninguna, jamás me manifestó verbalmente ni corporalmente su deseo de abandonar la cabina de tatuaje», ha recalcado este hombre, quien ha alegado también una discapacidad en una mano, en la que no tiene fuerza, para desacreditar las acusaciones de algunas mujeres que le reprochan haberlas arrinconado contra la pared para someterlas a tocamientos.

Tras recordar que su esposa estaba presente en su estudio cuando supuestamente sucedieron los hechos, el procesado ha dicho también que los halagos que dirigía a las clientas sobre la belleza de su piel y lo apropiada que era para tatuarla respondían a «una estrategia comercial para vender».

En la parte final del juicio, la Fiscalía, que inicialmente solicitaba penas que sumaban 21 años de prisión para el inculpado, ha decidido elevar su solicitud hasta los 28 años y medio de reclusión, mientras que las dos acusaciones particulares que representan a dos de las víctimas han mantenido sus demandas y la defensa ha reclamado la libre absolución de su cliente.