Habrá huelga. Tras un año de negociaciones infructuosas por el convenio colectivo, las futbolistas han decidido parar como medida de presión ante el inmovilismo de la patronal en cuestiones clave. Las deportistas afiliadas a AFE –sindicato ampliamente mayoritario en el sector– estaban citadas hoy en Madrid, donde se han reunido unas 200 jugadoras de los 16 equipos de Primera por espacio de dos horas para analizar la situación y decidir cuáles serán sus próximos pasos. Con un apoyo del 93% de los votos, se ha optado por la huelga. En principio, se realizará en la 8ª jornada de Liga, que debe celebrarse entre el 2 y el 3 de noviembre, o en la 9ª, que debería disputarse los días 16 y 17 de noviembre, tras el parón de selecciones.
Capitana del Athletic y vicepresidenta del Comité de Fútbol Femenino de AFE, Ainhoa Tirapu ha sido la encargada de dar la noticia. «Sí, vamos a la huelga». Una decisión histórica y, confía, con consecuencias positivas. «Esperamos llegar a un acuerdo en algún momento –ha asegurado–. Pero debíamos tomar decisiones drásticas porque es la hora del fútbol femenino. No hablamos de nosotras, las que ahora jugamos; esto es para el resto, para las jugadoras del futuro». La jugadora navarra ha admitido que el de la parcialidad es el principal motivo de enfrentamiento pero ha destacado que sus reivindicaciones no se refieren exclusivamente al «dinero, vamos mucho más allá en cuanto a derechos. Pedimos unos derechos mínimos como trabajadoras».
Sin avances
Hace dos semanas, y un año después de ponerse en marcha la mesa negociadora –con la Asociación de Clubes por un lado y los sindicatos AFE Futbolistas ON, UGT y CCOO–, la última reunión acabó como las anteriores: sin acuerdo y con posturas muy distanciadas, al menos en el punto que las jugadoras consideran innegociable como ningún otro, la parcialidad de los contratos.
Aunque rebajaron su reivindicación inicial del mínimo obligatorio al 75% de jornada, se han encontrado con la negativa repetida de la patronal, anclada en el 50%. Esta subió su planteamiento inicial de salario mínimo de 12.000 a 16.000 euros –todavía por debajo de los 20.000 que plantea AFE– pero la media jornada que se verían obligados a firmar como mínimo los clubes, más allá de que refleje escasamente la realidad de las futbolistas, dejaría el sueldo bruto en apenas 8.000 euros.
Ese es el principal escollo en las negociaciones aunque no la única reivindicación de las deportistas. AFE también demanda el 100% del salario cuando la futbolista esté de baja, la revisión salarial por prórrogas de contrato, la ultractividad, el plus de antigüedad, la adhesión a los protocolos de embarazo, maternidad y lactancia y prevención y actuación contra el acoso elaborados por el sindicato, una ayuda a la maternidad, una prima tras descartarse la retroactividad, una prima de antigüedad, vacaciones regladas de treinta días y un seguro por muerte o incapacidad de entre 60.000 y 90.000 euros.
Por el momento, ni la patronal ni el resto de sindicatos representados en la mesa han realizado declaraciones al respecto, aunque precisamente Futbolistas ON y UGT se habían mostrado más proclives a la huelga que la propia AFE en las últimas semanas.