De igual forma que la victoria de RETAbet Bilbao Basket frente a Montakit Fuenlabrada de la semana pasada es de las que sirven para mantener la categoría, derrotas como la sufrida en el Nou Congost frente al Baxi Manresa por 101-97 después de una doble prórroga, son de aquellas de las que luego uno se acuerda al final de temporada.Y no cabe culparse sino a uno mismo, porque, por mucho que Frankie Ferrari ha sido el héroe de los manresanos, Bilbao Basket ha tenido el partido en su mano y lo ha dejado irse de entre los dedos.
Los hombres de negro han tenido el partido perdido y ganado indistintamente en varias ocasiones, pero lo más doloroso de la derrota ha sido que ha llegado cuando más amarrado parecía tenerlo el cuadro bilbaino. Después de dejar escapar la victoria con dos tiros libre sde Rouselle con el tiempo reglamentario casi cumplido, Bilbao Basket ha sido capaz de levantar un 86-80 adverso y forzar la segunda prórroga con el empate a 88, fruto de un Bouteille inspiradísimo, autor de 27 puntos. Sin embargo, cuando los bilbainos se han adelantado 92-95 en el segundo tiempo extra, han errado varios ataques de los que han dispuesto gracias a su gran trabajo en el rebote ofensivo, y fruto de ese error ha llegado la quinta falta de Ben Lammers. el cambio de pívot ha supuesto la entrada de un Ondrej Balvin desconectado de la dinámica y el nervio del envite, primero no cerrando un rebote ante Jordan Sakho, después condeciendo un «dos más uno» a Eulis Báez, tercero no cerrando el rebote al tiro libre fallado por el dominicano y, en suma, olvidándose de atacar con el balón en las manos, provocando un atasco tras otro a la ofensiva vizcaina. solo ha faltado que el base del Manresa Frankie Ferrari, estrella del choque con 28 puntos –con una carta de tiro de 9 de 25–, 7 asistencias, 6 rebotes y 27 de valoración, haya olvidado sus errores en el tiro para anotar dos triples providenciales en esos instantes de la verdad.
Evidentemente, culpar a Ondrej Balvin de la derrota de Bilbao Basket es injusto. Por un lado, está el talento rival; no solo de Ferrari, sino de Jordan Salho, Magarity, Kravish o el propio Eulis Báez. Asimismo, los tiros libres errados por los hombres de negro, diez en total –para un 18 de 28– por parte de siete jugadores distintos, tampoco han ayudado en nada –por no recordar el tiro libre errado por Rouselle con empate a 79 y 0,8 segundos para disputarse, después de una rigurosísima antideportiva señalada a Ferrari cuando los bilbainos perdían por un punto–, como tampoco han ayudado las 20 pérdidas de balón, pérdidas en las que todos salvo Sergio Rodríguez han contribuido. Y además es la segunda derrota que llega después de una doble prórroga, después de la sufrida en Santiago de Compostela ante el Obradoiro, y estas cosas pesan en la mente de los jugadores, sobre todo cuando lleguen las jornadas más trascendentales de cara a la clasificación final.
Lo mejor que se puede decir de los hombres de negro es que han sabido sobrevivir a una primera mitad en la que solo Bouteille y Rafa Martínez han visto el aro. Después de llegar al descanso con 37-29 en el luminoso, los hombre de Mumbrú han reaccionado a triple limpio. Rafa Martínez y Bouteille otra vez, unido a una muy buena defensa, ha desarbolado por momentos a un Manresa que, después de disponer de 13 puntos de renta en el segundo cuarto, se ha visto perdiendo 51-60 mediado el tercer asalto.
Pero en estas la pólvora de Rafa Martínez se ha mojado y Jaylon Brown ha empezado a dar un clínic de malas decisiones. El de Indiana ha errado más de la cuenta y el propio Bilbao Basket, obcecado en su apuesta por el triple por encima de todo, ha dejado escapar su iniciativa, dejando que Ferrari retomase el hilo al choque, un choque que ha entrado en el último período con 61-64, fruto de un triple sobre la bocina de Brown.
Jugando en el alambre
El último período y las dos prórrogas han sido un puro juego sobre el alambre. Durante muchos momentos ha parecido que Bilbao Basket iba a ser capaz de sostenerse, pero justo cuando ha dispuesto de opciones claras para finiquitar el duelo, como una posesión enterita con menos de 30 segundos por jugarse –en el primer ataque bloqueado por un catatónico Balvin– y 77-78 en el marcador, se ha empeñado en tirar esas opciones por la borda. Los de Pedro Martínez, en cambio, se la han jugado con Ferrari y se han encontrado con una falta absurda de Brown a favor con cuatro segundos para el final: 79-78, y después ha llegado la mentada jugada polémica.
En adelante, los jugadores de ambos equipos se han turnado para hacer jugadas preciosas y combinarlas con horrores impropios de profesionales, fruto de la tensión, el cansancio y de un ambiente muy caldeado en el que las protestas, las consignas, los aspavientos y el drama, en resumen, han podido germinar y crecer. Un espectacular triple de Bouteille ha arrancado el segundo tiempo extra de las fauces de la derrota, pero como queda dicho, cuando Bilbao Basket ha terminado de hacer lo más difícil, y cuando más dudas albergaba el Nou Congost, la falta de definición en ataque –cuando el rival ya estaba en bonus de faltas– y para cerrar el rebote en defensa han dado una nueva vida a los del Bagès, que han encontrado en Frankie Ferrari su héroe para voltear con dos triples un partido que se les iba y dejar a los hombres de negro con un palmo de narices y la sensación de haberse dejado algo más que una victoria en el camino.