Era sabido anteriormente que más de un centenar de menores de edad sufren la política de alejamiento carcelario aplicada a los presos y presas vascas. El último número de la revista de Presoen Aldeko Batzordea de Sortu, ‘‘KaleraInfo’’, ofrece algunos datos añadidos sobre la realidad más extrema, expuesta desde la perspectiva de los encarcelados. Así, 53 de ellos se encuentran encerrados a más de 500 kilómetros de casa, por lo que sus hijos e hijas tienen que recorrer más de 1.000 para llegar allí, visitarlos y poder volver a sus localidades.
Dentro de este grupo emerge el de los menores que tienen a ambos progenitores encarcelados. Hay nueve parejas con hijos e hijas dentro del colectivo alejado, aunque en cinco de estos casos son tan pequeños que aún pueden convivir con sus madres en la cárcel. Así ocurre con Beatriz Etxebarria en Aranjuez y con Idoia Mendizabal, María Lizarraga y Olatz Lasagabaster en Picassent (Valencia), donde también están recluidos sus padres, a quienes los niños y niñas pueden ver de modo esporádico.
El caso de Lasagabaster y Patxi Uranga, en el mismo penal, está de plena actualidad, porque su hija Xua puede ser separada de ambos en enero, al cumplir la edad tope, pese a que ambos cumplen los requisitos para acceder a la libertad condicional y deberían estar por tanto en casa. Y en este grupo se incluye el caso de Aitziber Coello y Asier Aginako, que también están en Valencia, aunque a Aginako se le ha suspendido la condena por enfermedad grave.
Según detalla ‘‘KaleraInfo’’, hay otras cuatro parejas que se hallan muy lejos, con la afección consiguiente para sus hijos e hijas menores: Maite Pedrosa y Mikel Azurmendi en Picassent (600 kilómetros); Josune Oña y Asier Mardones en Foncalent (Alacant, a 750): Irantzu Gallastegi y Xabier Garcia Gaztelu en Huelva (a 1.000); y Eider Pérez y Jon Igor Solana en Algeciras (Cádiz, a 1.100).
Puerto, Huelva, Almería, Réau...
Se detalla con nombres y apellidos el caso de otros 16 presos y 5 presas, padres y madres de menores todos ellos, alejados a más de 500 kilómetros. Por citar algunos, Iratxe Sorzabal (en Réau, París, a 930 de casa), Alaitz Areitio (Rennes, a 800) o Manex Castro y Agustin Almaraz (ambos en Puerto III, a 1.050). En el caso de seis prisioneros, los niños o adolescentes tienen que recorrer más de 2.000 kilómetros para verlos, además de en Puerto en Huelva o Almería.
‘KaleraInfo’ añade a estos casos otros cuatro presos y presas padres y madres en cárceles de Galicia (a más de 600 kilómetros), doce más en la línea que conforman Extremadura-La Mancha-Murcia (entre 650 y 820) y ocho más en prisiones de la Comunidad Valenciana (a no menos de 600).
En total, por tanto, en 53 casos se está obligando a sus hijos e hijas a recorrer más de 1.000 kilómetros para las visitas. El 90% se produce en el Estado español y el 10% en el francés.
Obviamente, hay más presas madres y presos padres cerca de Euskal Herria, si bien no en las cárceles más cercanas a sus domicilios, lo cual también impone viajes a sus hijos e hijas. Se cuentan once en el Estado español (El Dueso, Logroño, Burgos, Zuera o Soria) y doce en el francés (Mont de Marsan y Lannemezan).