Eneko Etxeberria, hermano de «Naparra –militante de los Comandos Autónomos Anticapitalistas desaparecido desde el 11 de junio de 1980–, acudirá a Ginebra entre el 10 y el 14 de febrero próximos, invitado a su 120 periodo de sesiones por el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias de Naciones Unidas.
La invitación ha sido cursada por esta instancia, en un escrito al que ha tenido acceso GARA, cinco años después de que el caso de José Miguel Etxeberria Álvarez fuera admitido como «desaparición forzada» por la ONU, y de paso adquirió con ello la condición de delito que no prescribe.
En este tiempo, la familia de «Naparra» no ha dejado de enviar al Grupo toda la información de que va disponiendo, y que lamentablemente no ha permitido hasta ahora esclarecer cómo acabó la guerra sucia con «Naparra». En cualquier caso, la ONU evidencia ahora que sigue sobre el tema, en una comunicación en que certifica que «la información proporcionada por el Gobierno de España no ha sido considerada suficiente para determinar la suerte o el paradero del señor Etxeberria Álvarez» y anima a la familia a «comunicar, tan pronto como sea posible, cualquier observación o comentario, o cualquier pregunta sobre elementos concretos de la respuesta del Gobierno que desee formular». La firma el argentino Luciano Hazan, actual Relator de la ONU sobre Desapariciones Forzadas.
«Sin información adicional»
A las peticiones de información de la ONU les ha respondido Madrid con un simple recopilatorio de los hechos conocidos públicamente: que Etxeberria fue visto por última vez en Donibane Lohizune el 11 de junio de 1980, que su vehículo apareció en Biriatu y que hubo reivindicaciones del Batallón Vasco-Español. Incluye la apertura de un sumario en la Audiencia Nacional en 1999 pero a partir de ahí se escuda en que los hechos ocurrieron en territorio francés y que les compete investigarlos a sus autoridades.
Llama la atención que, ante la última interpelación del Grupo de Trabajo de la ONU, Madrid respondiera, el pasado julio, de este modo extremadamente escueto: «El Gobierno no dispone de información adicional sobre el caso». Así, ni siquiera se indica que, tras el testimonio considerado fiable de una fuente ligada a las cloacas del Estado y vía comisión rogatoria de la Audiencia Nacional, en abril de 2017 fue excavada un área de bosque cercana a la localidad de Labrit, en Las Landas, sin que allí aparecieran los restos de José Miguel Etxeberria.
A la espera de otro rastreo
La opción de que el testimonio de la citada fuente pudiera corresponderse a un segundo emplazamiento cercano al anterior abre la puerta a una segunda excavación en esa zona de las Landas. La familia lleva ya año y medio esperándolo, pero las autoridades francesas no terminan de dar el paso.
Entre tanto, el tiempo sigue pasando irremediablemente y hace que en este nuevo viaje a Ginebra Eneko Etxeberria ya no pueda contar con la aportación incansable de su madre, Celes Álvarez, fallecida ahora algo más de un año. Precisamente, un emotivo mensaje en vídeo a la ONU remitido por Álvarez multiplicó el eco público de la noticia de la aceptación del caso de «Naparra» como «desaparición forzada» en 2014.