Jordi Ros y Germinal Tomàs eran los únicos dos miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) que quedaban presos tras una redada de la Guardia Civil, el pasado 23 de setiembre, en la que se detuvo a nueve personas y encarceló a siete.
La operación se justificó con una acusación de «terrorismo» basada en la hipótesis de que prepararan atentados y manejaran explosivos, luego reducidos por la propia Guardia Civil a «precursores de explosivos» y finalmente señalados por la Audiencia Nacional como elementos sin ningún carácter explosivo.
Cinco de ellos fueron quedando en libertad a lo largo de diciembre. Resultó especialmente interesante el auto dictado por la sala superior de la AN para excarcelar a Alexis Codina, dado que negaba rotundamente la cuestión de los explosivos. Con ello se confirmaba una nueva farsa policial que remitía al del llamado «comando Dixan», también en Catalunya, o al intento del Gobierno Aznar de imputar el 11M a ETA apuntando falsamente al uso de Titadine.
La Fiscalía se posicionó en contra de este auto judicial, asumiendo a pies juntillas todavía la versión de la Guardia Civil. Y otro tanto ha hecho con estas dos puestas en libertad.
El mantenimiento en prisión de Ros y Tomàs se justificaba con la tesis de que formaban parte de un «núcleo productor» de explosivos. Pero ahora se ha autorizado su excarcelación con fianzas de 30.000 euros para Ros y 15.000 para Tomás, con lo que ya ninguno quedará en prisión. Eso sí, a la espera de juicio.