El presidente ruso, Vladimir Putin, fue el invitado de honor de Israel a las conmemoraciones en Jerusalén por el 75 aniversario de la liberación por parte del Ejército soviético del campo de exterminio nazi de Auschwitz.
Y aprovechó el evento para reivindicar el rol histórico de Rusia en la lucha contra el nazismo y para reclamar su papel actual, al proponer para este mismo año una cumbre de los líderes de los cinco miembros permanentes en el Consejo de Seguridad (la propia Rusia, EEUU, China, Gran Bretaña y Estado francés) para «defender la paz» y la «civilización» frente a la inestabilidad mundial.
«Una cumbre de los Estados que contribuyeron decisivamente para vencer al agresor (nazi) y para crear el orden mundial de postguerra jugaría un gran papel en la búsqueda de respuestas comunes a los desafiós y crisis contemporáneas».
Rusia ha organizado grandes fastos en Moscú el 9 de mayo para conmemorar el final de la II Guerra Mundial y ha invitado a muchos dirigentes mundiales.
Leningrado y la Shoah
Putin, quien únicamente hizo mención a la crisis de Libia, inauguró en Jerusalén un memorial en homenaje a las víctimas del sitio nazi de Leningrado, que su familia sufrió personalmente y que se saldó con la muerte por las bombas, enfermedades o por inanición de 800.000 de sus entonces 3 millones de habitantes.
El inquilino del Kremlin comparó el sitio de Leningrado y la Shoah como «dos acontecimientos que no se pueden comparar con nada» e insistió en que «no podemos, por segunda vez, minimizar el sacrificio y la contribución de la Unión Soviética (...) que erradicó al monstruo nazi y salvó al mundo de una horrible tragedia».
El monumento fue ideado por el exdiputado israelí Leonid Litinetsky, nacido en la URSS. 1.300 supervivientes del sitio de Leningrado viven hoy en Israel, según Michael Mirilashvili, presidente del Congreso judío euroasiático, que ha cofinanciado la estatua.
Oposición y total rechazo
Junto a presencias como la del presidente francés, Emmanuel Macron –que trató en todo momento de sacar la cabeza– y del vicepresidente de EEUU, Mike Pence, destacaron ausencias como la del presidente de Polonia, Andrezj Duda, y del Gobierno de Lituania, que se justificaron ante la imposibilidad de que pudieran replicar a Putin por unas eventuales acusaciones de que colaboraron con el nazismo.
El presidente ruso, que no ha dudado en acusarles de colaboracionismo y de antisemitismo, ni siquiera les mencionó ayer.
Polonia, que albergó el complejo de exterminio de Auschwitz-Birkenau (1,5 millones de muertos) es el país ocupado por los nazis que registró las mayores cifras en el exterminio de judíos. De los seis millones de víctimas mortales polacas, tres millones eran judías.
Varsovia, que no puede ocultar que parte de sus habitantes fueron entusiastas colaboradores con las políticas nazis de exterminio, recuerda a su vez que si Hitler invadió Polonia en 1939 fue por el pacto suscrito meses antes por este último con Stalin, y conocido como del pacto Ribbentrop-Molotov. Una más de las cuitas históricas pendientes entre Rusia y Polonia.
Netanyahu y Pence aprovechan para cargar contra Irán
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aprovechó la conmemoración para, en una temeraria comparación, exigir a la comunidad internacional tomar medidas contra «los tiranos de Irán» a fin de evitar «una nueva Shoah», en referencia al Holocausto que mató a 6 millones de judíos, además de otros grupos étnicos como eslavos, gitanos.., soldados prisioneros y opositores políticos, sobre todo de izquierda, sin olvidar a colectivos como los homosexuales.
Netanyahu, quien puso alfombra roja a Putin para arañar el voto en las elecciones de marzo de los judíos procedentes del este de Europa, sobre todo de Rusia, no dudó en sostener que la amenaza nazi de antaño se llama Irán, al que acusó de amenazar, con su programa nuclear y balístico, la existencia misma del Estado sionista.
Netanyahu aseguró que Auschwitz no se repetirá porque «el pueblo judío tiene una voz, una tierra y un escudo».
El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, apoyó a su aliado israelí y pidió «hacer un frente fuerte» contra Irán, al que acusó de ser «el único gobierno» que «niega el Holocausto» y que amenaza con «borrar a Israel del mapa».
Tras ambos discursos tomó la palabra el presidente francés, Emmanuel Macron, quien, pese a no mencionar a Irán, recordó que la Shoah ne puede ser utilizada para justificar la «division o la ira contemporáneas». Un desmarque implícito respecto a Netanyahu y Pence.D.L.