Filloy ha sido la primera testigo que ha declarado este martes en el juicio que se sigue en el Juzgado de lo Penal 1 de Gasteiz sobre la presunta falsificación de unos grafitos escritos sobre unas cerámicas encontradas en ese yacimiento que cuando se presentaron en público, en junio de 2006, fueron calificados de históricos porque adelantaban al siglo III la aparición del euskara.
En el banquillo de los acusados está el exdirector del yacimiento Eliseo Gil, para quien el Ministerio Fiscal pide cinco años y medio de cárcel por un delito continuado sobre el patrimonio histórico y otro de estafa en concurso con un delito de falsedad en documento privado.
La Diputación de Araba, propietaria del yacimiento y que interpuso la querella que dio origen a este proceso judicial, eleva la pena que pide para Gil a siete años y medio por los mismos delitos. Su defensa pide la absolución.
El exdirector del yacimiento reiteró su inocencia durante su declaración de este lunes, aseguró que él no falsificó ningún grafito y añadió que no cree que se haya demostrado «científicamente» la falsedad de los mismos.
Esta mañana Filloy, que estuvo casada con Gil durante nueve años y que junto a él sigue siendo administradora de Lurmen, la empresa que gestionó las excavaciones en Iruña-Veleia, ha negado que la comisión científica asesora que creó la Diputación de Araba para estudiar esos grafitos concluyera que eran falsos, algo que según ha dicho lo estableció un dictamen administrativo.
Tres arqueólogos
También ha manifestado que nadie del equipo puso en duda entonces la autenticidad del material encontrado, incluidos los tres arqueólogos que trabajaron en el yacimiento –Miguel Ángel Berjón, Jose Ángel Apellaniz y Carlos Crespo–, quienes tras abandonar el yacimiento denunciaron en 2009 que el método de excavación adoptado «presentó anomalías e irregularidades graves de praxis arqueológica». Los tres están llamados a declarar mañana miércoles.
En este juicio también está acusado Rubén Cerdán, para quien la fiscalía pide dos años y medio de cárcel por un delito de estafa en concurso con falsedad en documento privado.
Había un tercer imputado, un geólogo colaborador de Gil, quien ha sido condenado ya a un año de cárcel tras llegar en el arranque del juicio a un acuerdo de conformidad y admitir que hizo con un punzón una inscripción sobre una pieza hallada en esa excavación a modo de «broma».