Dabid Lazkanoiturburu

Merkel critica a su partido por normalizar relaciones con los ultras de la AFD en Turingia

Un día después de que la CDU de Turingia rompiera con el cordón sanitario a la AFD y uniera sus votos a los de la ultraderecha para impedir la reelección del candidato de izquierda, Bodo Ramelow, la canciller alemana ha instado a su partido a revertir la «imperdonable» decisión. Angela Merkel se juega su autoridad, no ya solo en el partido sino en la jefatura del Gobierno, a un año de su retirada.

La canciller alemana no ha ocultado su malestar. (Phill MAGAKOE-AFP)
La canciller alemana no ha ocultado su malestar. (Phill MAGAKOE-AFP)

La canciller alemana, Angela Merkel, ha calificado  de «imperdonable» la elección ayer del liberal Thomas Kemmerich como primer ministro del estado federado de Turingia con los votos de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y ha instado a revertir este resultado.

En una rueda de prensa conjunta en Pretoria con el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, difundida por las televisiones alemanas, Merkel ha afirmado que lo ocurrido ayer fue un «procedimiento excepcional» que ha roto con la «profunda convicción» tanto suya como de su partido de que «no se deben ganar mayorías con el apoyo de la AfD».

Tras criticar que «en la constelación en la que se votó ayer en la tercera vuelta» el desenlace «era previsible», ha insistido en que el procedimiento fue «imperdonable» y «por ello el resultado debe ser revertido».

Y ha exigido que, al menos en lo que respecta a su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) «no debe participar en un gobierno bajo el primer ministro electo», el liberal Thomas Kemmerich.

«Fue un mal día para la democracia, fue un día que rompió con los valores y convicciones de la CDU y ahora debe hacerse todo lo posible para dejar claro que esto en ningún modo puede ser conciliable con lo que piensa y hace la CDU. En esto habrá que trabajar en los próximos días», ha zanjado.

La líder de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer (AKK), declaró ayer que el grupo parlamentario regional había votado «expresamente en contra de las recomendaciones, exigencias y demandas» de la formación a nivel federal. AKK urgió a debatir «si unas nuevas elecciones no son la salida más limpia a esta situación».

Kemmerich fue elegido en tercera vuelta con 45 votos frente a los 44 obtenidos por el hasta ahora primer ministro Bodo Ramelow, del socialista Die Linke (La Izquierda), y después de que la CDU se hubiera abstenido en las dos primeras rondas.

¿Desaire a la canciller?

El presidente de la CDU en Turingia, Mike Möhring, justificó el voto de la mayoría de su grupo parlamentario argumentando que no podían negarse a apoyar a un candidato de centro.

En las dos primeras votaciones se habían presentado solo Ramelow, quien venció con holgura pero sin mayoría absoluta en las elecciones en Turingia, y el «independiente» Christoph Kindervater, que se presentaba con el apoyo de la AfD.

«En las dos primeras vueltas nos abstuvimos, en la tercera había un candidato de centro y no podíamos abstenernos. Sin embargo, no somos responsables de las candidaturas de otros partidos ni de la forma como votan», dijo.

Este sábado, la gran coalición de gobierno entre los conservadores de Merkel y socialdemócratas celebrarán una reunión de crisis para abordar las consecuencias de lo ocurrido en Turingia.

En todo caso, lo que está en juego es la autoridad de la canciller, que no se presentará, por quinta vez, a las elecciones generales en 2021. Y es que lo acaecido en el land del este alemán apunta a un desaire a la política en retirada y que ha liderado la política alemana en los últimos quince años.