Quienes suscribimos este artículo compartimos muchos puntos de vista. Creemos que hay que recuperar la pedagogía en la política, la credibilidad de la misma, el respeto, la idea de que los proyectos políticos que se defienden no son contra los demás sino a favor de las personas que conforman nuestra sociedad o la recuperación de los espacios perdidos en una democracia menguante.
Vivimos en Euskadi una situación anómala desde el punto de vista democrático y es la ausencia de una vocación de alternativa a liderar una apuesta política desde la izquierda vasca capaz de poner a velocidad de crucero las respuestas que necesita la Euskadi del futuro; una Euskadi en la que aumenta la desigualdad, el desequilibrio territorial, incapaz de asumir el reto demográfico o establecer un sistema propio de cuidados para una sociedad cada vez más envejecida. Tenemos una izquierda desunida frente a un Gobierno sin ambición.
Los que firmamos este artículo queremos cambios en Euskadi, que acompañen a todas las circunstancias que también han cambiado en nuestro país para bien, y es que hoy respiramos el aire de la paz. Y esa izquierda que siempre tuvo voluntad de ser alternativa política y voluntad de entenderse con las otras izquierdas, hoy, en este contexto, solo se conforma con acompañar a otros en las tareas administrativas de Gobierno.
Apostamos por una izquierda vasca, con voluntad de ser alternativa política, que no necesite recibir consignas de nadie, y obsesionada solo con prestar el mejor servicio a Euskadi. Que tenga voluntad de crear alianzas estratégicas de pensamiento y acción con todos aquellos partidos, organizaciones y personas que se reconozcan de izquierdas y por tanto que luchan por cambiar tantas injusticias como hay. Que genere confianza y practique el diálogo frente al insulto, la humildad frente a la prepotencia.
Una izquierda con la que seguir construyendo la Euskadi del futuro que nos obliga ya a implementar una nueva agenda y un nuevo discurso. Dejemos atrás los reproches del pasado porque una nueva izquierda vasca se está abriendo paso ya, generacional y vitalmente.
Queremos no olvidar el pasado para aprender de él, pero no queremos que sea una losa para nuestro país; ni queremos que sea una recurrente excusa para sortear el emplazamiento a la tarea común de la izquierda. Necesitamos rediseñar el contenido de una agenda nueva que se abre paso y que en un escenario global de soberanías compartidas, nos obliga a discutir y acordar en su caso sobre las mismas y no sobre la gestión administrativa de los asuntos públicos. Porque esta manera de proceder corresponde ya al pasado.
La nueva agenda, la de la Euskadi del siglo XXI, exige más soberanía para tener un sistema educativo de calidad con el que no perder el tren del talento o más soberanía para que las condiciones laborales de los trabajadores/as sean más dignas o si no, no tendremos futuro más allá de la precariedad laboral. Hay quien piensa que esta soberanía sirve para construir un sistema propio o nacional; tal vez sí; pero sobre todo compartimos que puede servir para construir un sistema mejor si se hace desde la perspectiva de la izquierda que busca la equidad y la justicia como objetivos prioritarios.
Los que suscribimos este artículo no somos independentistas pero defendemos el derecho que les asiste a los independentistas a poder llevar a cabo su proyecto político si hay una mayoría que lo respalda; algo que habría que tasar y acordar a través de métodos democráticos y no solo demoscópicos, como hasta ahora.
Queremos una alternativa política de la izquierda que sume, que logre la confianza de los vascos y vascas, aglutinada en torno al único partido político, en nuestra opinión, que hoy manifiesta y está en condiciones de ser alternativa política para subsanar nuestra anomalía democrática, que es el espacio de EH Bildu.
A ese espacio le pedimos abrir las costuras de su proyecto político y lo haga ya, más allá de la coyuntura electoral, con un compromiso firme de mirada larga; que signifique una apertura a cuantas personas o colectivos quieran iniciar la articulación de la izquierda vasca del futuro, plural, abertzale o vasquista, independentista , soberanista, federalista o confederalista, con un suelo común compartido en defensa del derecho a decidir, pero izquierda de pensamiento libre y agenda renovada con la que aspirar a gobernar Euskadi con mano izquierda.