La web del Ministerio francés de Interior consagra un largo epígrafe a la explicación de una modalidad de voto, el voto delegado o por poderes, que rige en todos los escrutinios en el Estado francés y que, por tanto, también estará vigente en las elecciones municipales que se celebrarán los días 15 y 22 de marzo.
Ejercer el voto por poderes exige que la persona que no podrá acudir a votar confíe su sufragio a otra persona inscrita en el censo de la misma localidad en que tiene derecho a votar el ausente. No es preceptivo que ambos ciudadanos tengan asignado el mismo colegio electoral.
En función de la localidad puede cambiar la autoridad depositaria de esa solicitud de voto delegado. Son tres organismos los habilitados para acoger ese trámite: un tribunal, una comisaría de Policía o una Gendarmería. En el caso de los electores que residen en el extranjero, para poder delegar el voto deben dirigirse a la embajada o consulado francés.
Eso en el caso de que la persona que cuenta estar ausente el día de las votaciones pueda desplazarse a esos organismos. Sin embargo, hay una cláusula que, a tenor de la crisis del coronavirus, puede tener una virtualidad especial en las elecciones municipales del 15-22 de marzo, ya que la ley electoral prevé que «si por motivos de salud o de invalidez un ciudadano no puede desplazarse a depositar su mandato de voto puede solicitar que agentes habilitados, como policías o gendarmes, puedan desplazarse a su domicilio para facilitar el trámite». A condición eso sí, de que esa petición vaya acompañada de un justificante médico o de incapacidad.
A diferencia de otros trámites electorales como la inscripción en censo, que cuentan con plazos estrictos que hace semanas que caducaron, el trámite de voto delegado puede extenderse hasta el día de la votación.
En todo caso, el Ministerio de Interior hace una recomendación expresa: no dejar para el último momento ese trámite, ya que ello puede dificultar que el documento que informa de ese voto delegado llegue a tiempo al ayuntamiento. La circular hace esa recomendación porque «la semana previa al escrutinio suele registrarse una fuerte afluencia de demandas».
Es un consejo que sirve para situaciones ordinarias, pero el escrutinio municipal que tendrá lugar el domingo próximo se va a desarrollar en medio de una crisis sanitaria, al menos en algunas partes del territorio francés, lo que podría tener efectos en la votación.
Los principales medios galos evocan las posibilidades de un aumento de la abstención, pero cabe preguntarse también sobre si el mecanismo electoral está preparado para la situación contraria, es decir, para gestionar una demanda inusualmente importante y en plazo límite del llamado voto por delegación.
Habrá elecciones, pero en un clima inédito
La crisis sanitaria que llevó al Gobierno francés a decretar, ayer, la prohibición de reuniones de más de un millar de personas, decisión que se suma a restricciones de servicios –cierres de escuelas, limitación de visitas en residencias de ancianos– y medidas de cuarentena en zonas de mayor circulación del Covid-19 (caso del departamento de Oise), hará que el escrutinio del 15-22 de marzo se desarrolle en una situación inédita.
El Gobierno galo descartó la semana pasada la anulación de las votaciones, no obstante, a nadie se le oculta que la doble jornada electoral se producirá en un clima cargado de incógnitas.
¿Las dificultades reales para acudir a votar o el temor inoculado en relación al coronavirus puede provocar alteraciones relevantes en los comicios del domingo?
En lo que se refiere al voto delegado o por poderes, en principio, la ley electoral es taxativa.
En su artículo 71 establece que no basta con rellenar una solicitud y mostrar un documento de identidad para ceder a una tercera persona el voto.
Para solicitar ese sufragio delegado el elector debe justificar la imposibilidad de acudir al colegio electoral por razones de salud, incapacidad, por deber ejercer cuidados a personas enfermas y/o dependientes, por motivos profesionales o de formación, o por estar en prisión.
Propietarios de residencias secundarias en Iparralde
Sin embargo, existen motivos aparentemente más laxos y que en el caso de Euskal Herria se utilizan con especial profusión.
Dado que hay localidades, caso de Azkaine, Biarritz o Donibane Lohizune, y otras muchas de la costa labortana, en las que la cifra de residencias secundarias supera el 40%, el voto delegado, a priori una excepción, forma parte del paisaje habitual de una jornada electoral.
Esto es así porque la ley electoral prevé el voto delegado también para las personas que residan en una localidad diferente a la del lugar de inscripción en el censo.
Aunque las casuísticas serán muchas, y habrá muchas explicaciones razonables, a nadie se le oculta el hecho de que que en territorio de «fuerte atracción turística» esa posibilidad de votar al alcalde de una localidad en que no se reside genera un impacto electoral –cuando no una distorsión– evidente. Y en este caso, por motivos de ley electoral, y sin que nadie pueda responsabilizar de ello a un extraño virus.