El comunicado relata cómo la familia de Beltrán fue contactada por Lakua tras un primer comunicado del pasado 4 de marzo. Allí se concertó una reunión, bajo la «condición fundamental» de que la cita y su contenido no trascendiera a los medios de comunicación.
En dicho encuentro, según detallan, la familia aceptó las disculpas del lehendakari por la descoordinación. Ellos las aceptaron y se alcnazó un compromiso para que mejorara la dotación de los equipos que trabajan en el rescate de los cuerpos de los dos trabajadores fallecidos.
No obstante, tras un periodo de mejoría, la familia volvió a quejarse de la descoordinación el pasado día 11. Una vez más, Lakua reaccionó llamándoles para un nuevo encuentro. Sin embargo, el comunicado sostiene que «la familia tuvo la constancia fehaciente de la intencional filtración de la cita a los medios de comunicación», motivo por el cual abandonaron el encuentro. Entendieron que «Lehendakaritza faltó a la palabra dada».
La nota incluye, además, críticas a la postura adoptada por el Director de Comunicación, Julián Beloki, a quien le atribuyen la advertencia de que tuvieran «mucho cuidado con todo lo que decís en los medios de comunicación».
Más grave, si cabe, es la afirmación que realizó el propio Urkullu a tenor de esta nota, que entrecomilla las siguientes palabras del lehendakari: «La Administración no tiene ninguna responsabilidad en lo sucedido. La responsabilidad es de Verter Recycling y de Excavaciones y Construcciones Joaquín Beltrán».
La familia tacha esta afirmación de «desalmada» y un intento de «echarle la culpa al muerto».
«Por eso la familia no subió al vertedero. No se trata solo de empatizar. No se trata solo de estar a la altura institucionalmente. No se trata solo de cumplir con la palabra dada. Se trata de humanidad, de respeto, de decencia», remata el comunicado.