Investigadores del Instituto Nacional de Salud de EEUU y de la Universidad de California rociaron en laboratorio con el patógeno siete materiales comunes en las casas y hospitales mediante un nebullizador, con el objetivo de imitar la tos o el estornudo de los humanos. Posteriormente tomaron muestras de las superficies en diferentes momentos para comprobar si el virus seguía vivo y con capacidad de infección.
Así descubrieron que, como ocurre con el SARS y el MERS, los coronavirus más cercanos al Covid-19, este nuevo virus tiene una capacidad de infección de hasta 72 horas. Claro está que las condiciones de laboratorio y las reales, por su temperatura y humedad, son distintas y la capacidad para sobrevivir del patógeno podía variar.
Tirando del hilo de las conclusiones del estudio, podría adelantarse que el coronavirus tiene potencial de sobrevivir hasta tres días en teléfonos móviles, juguetes, teclados y en distintas piezas del transporte público y de la vida cotidiana. Suspendido en el aire, en gotitas 30 veces más pequeñas que el grosor de un cabello –las de mayor grosor se depositan en superficies–, su vida ronda las tres horas.
Por otra parte, los investigadores han apuntado que en sábanas y ropa es poco probable que el Covid-19 sobreviva, aunque siguen haciendo más pruebas al respecto. Aunque la Organización Mundial de la Salud no considera el contagio por superficie tan importante como el de persona a persona, insiste en que se desinfecten bien las superficies con productos que contengan etanol o hipoclorito de soda –lejía–.
Con todos estos datos en la mano, los expertos y el sentido común indican que la medida más efectiva es quedarse en casa y, ante todo, lavarse bien las manos.