El presidente francés, Emmanuel Macron, hizo una apelación grave anoche a que «no se pare Francia» y conminó a los trabajadores, particularmente los adscritos a los sectores estratégicos, a seguir trabajando, con apelaciones a la necesidad de garantizar servicios básicos como el abastecimiento de luz, agua, gas, entre otros.
La apelación a seguir produciendo y a que los bienes sigan circulando contrasta con las llamadas a cumplir a rajatabla el confinamiento de 15 días que entró en vigor el martes.
Sin embargo, bien por la falta de piezas, bien por la decisión de los trabajadores de hacer valer el derecho a no poner en riesgo su salud –tal como se recoge en el código francés de trabajo– el pulso del sector industrial se va ralentizando cada día que pasa.
Sólo en Hendaia, al cierre de Sokoa hasta el 5 de abril se ha sumado la paralización de otra empresa relevante, Epta, dedicada a la fabricación de frigoríficos.
Queja de Epta porque la cadena de producción no se ha parado en Iruñea
Jean-Marc Abaddie, responsable de recursos humanos de Epta, se quejaba, no obstante de las dificultades que esa decisión acarrea a la empresa máxime cuando «competidores directos nuestros no han parado las cadenas de producción en territorios mucho más afectados que el nuestro por el coronavirus, en Italia pero también en Iruñea».
De ahí que, en declaraciones a ‘Sud-Ouest’, Abaddie defienda retomar la producción lo antes posible «siempre garantizando la salud de los trabajadores».
«Personal administrativo a medio gas o en casa y obreros trabajando sin demasiadas medidas de seguridad». Esa situación se repite en empresas pesadas, ligadas al ferrocarril o a los intercambios de mercancías sitas al norte del Bidasoa, denuncia un empleado «obligado a trabajar» en una de esa fábricas, ello pese a que «no nos llegan ni las mascarillas, no al menos en el número que necesitamos», indica pidiendo a NAIZ guardar el anonimato.
En en caso de un peso pesado, Dassault-Aviation, las relaciones entre trabajadores y empresa se han tensado en las últimas horas.
El sindicato CGT ha hecho público un comunicado por el que, tras advertir de la extrema gravedad de la pandemia y del riesgo real de saturación de los servicios sanitarios, apela a que el único mecanismo eficaz para evitar la propagación masiva del virus, el confinamiento, se aplique también a la plantilla de este fabricante aeronáutico.
Dassault en Angelu y Lauak en Hazparne
Tras haberse decretado una suspensión parcial de actividad del 18 al 21 de marzo, «Dassault Aviation tiene la intención de retomar progresivamente su actividad, lo que nos parece una total irresponsabiliodad cuando hay trabajadores en diferentes plantas del grupo que han sido puestos en aislamiento a causa de la enfermedad», expresa CGT.
El gigante Dassault, que tiene como origen una empresa familiar de Biarritz, cuenta con un total de 9.000 empleados. Dispone de una planta en Angelu –con una plantilla que oscila entre los 500 y los 900 trabajadores– y cuenta con una red de plantas complementarias y empresas auxiliares. En esa red de apoyo se encuentra el grupo Lauak, sito en Hazparne. Esa planta tambien está en paro parcial pero apuesta por retomar la producción el lunes.
En esta situación, CGT advierte: el lunes 23 de marzo pondrá en marcha un procedimiento de alerta, paso indispensable para que los trabajadores puedan ejercer el derecho de no acudir a su puesto de trabajo por causa de peligro grave e inminente.