La continuidad de la actividad industrial centra la actualidad, y sobre todo la preocupación, en este inicio de semana. Decenas de miles de trabajadores siguen en los tajos en buena parte de las fábricas, pese al riesgo evidente de contagio en el puesto de trabajo o los desplazamientos.

En este contexto, el presidente de la patronal vizcaína Cebek, Iñaki Garcinuño, ha afirmado que Euskal Herria «no se puede permitir un cierre industrial global» y ha argumentado que si se ordenase ese cese «sería muy complicado y problemático arrancar de nuevo» una vez superada la epidemia de coronavirus, y también conllevaría importantes consecuencias económicas y sociales.

En la misma línea que la consejera de Lakua Arantxa Tapia, Garcinuño ha argumentado en Radio Euskadi que «la actividad económica no funciona con un 'off' y un 'on'. En las actuales circunstancias, lo responsable y lo conveniente es ir a trabajar y mantener un mínimo de actividad para que las empresas sigan existiendo y no se conviertan en un cadáver cuando la pandemia pase». Una afirmación poco oportuna cuando en Euskal Herria se ha superado ya el centenar de muertos por coronavirus.

Tras mantener que tanto el Gobierno español como el de Lakua «comparten» este posicionamiento, ha abogado por que «quien pueda, trabaje desde casa, y el resto que acuda a su puesto de trabajo, siempre con las medidas de seguridad que sean necesarias».

Ha recalcado que Europa –salvo Italia–, China y Estados Unidos tienen sus empresas abiertas y su economía «sigue funcionando», y en ese contexto, las empresas vascas «tienen pedidos que hay que servir: si cerramos, los clientes no nos van a esperar y buscarán otros proveedores; mientras tengamos trabajo, necesitamos mantenernos abiertos», ha remarcado.

«La caída de pedidos es lo que nos puede obligar a adoptar ajustes», ha añadido y ha apuntado que, en ese caso, se adoptarían «medidas de flexibilidad», entre las que ha citado la modificación de horarios y turnos, y cambios en las vacaciones.

Garcinuño ha augurado que los dos primeros trimestres de 2020 serán «negativos» y ha confiado en que el segundo semestre del año se experimente un crecimiento económico «que compense la caída».

«La factura, para todos»

Ha recordado que en este momento en la CAV se registran más de 3.300 ERTEs, que afectan a 29.000 trabajadores, y en su opinión la «factura» de esta situación debe ser asumida por todos.

«Cuando la emergencia sanitaria finalice, debe haber un reparto equitativo de los costes: primero por parte de la Administración, inyectando ayudas y medidas fiscales; después de la empresas, manteniendo unos protocolos de seguridad estrictos y proporción en las medidas a aplicar para proteger el empleo, y también en los trabajadores, cumpliendo las normas de protección y entendiendo las medidas de la empresa: hay que arrimar el hombro en beneficio de toda la sociedad», ha dicho.

LAB: «Les haremos responsables»

Xabier Ugartemendia, responsable del sindicato LAB, ha comparecido por la mañana para denunciar que pese a las denuncias interpuestas las empresas no dan su brazo a torcer y miles de trabajadores y trabajadoras han tenido que ir a trabajar hoy «sin medidas de protección. Es totalmente vergonzoso».

Ugartemendia lo ha presentado como una señal de que «el sistema está enfermo» y ha preguntado «quién se va a hacer responsable del trabajador que enferme o muera. ¿Urkullu? ¿Tapia? ¿Chivite? ¿Ayerdi? ¿Confebask? ¿La CEN? LAB sí les va a hacer responsables».