Lo que el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, denomina «confinamiento inteligente» supone el cierre de los lugares de reunión, desde restaurantes, gimnasios y lugares de ocio, hasta las escuelas –donde se mantiene un servicio mínimo para madres y padres con profesiones esenciales contra el coronavirus–, pero no incluye decretar el aislamiento de la población, que aún puede salir sin grandes restricciones a dar un paseo, correr o hacer la compra.
Los parques infantiles también se mantienen abiertos porque el Gobierno considera «difícil» mantener a los más pequeños encerrados en casa todo el día, aunque sí exige a toda la ciudadanía lavarse las manos con frecuencia y mantener la distancia de metro y medio, las únicas dos medidas estrella que empapelan las calles de todo el país.
Estas medidas están ya dando sus frutos, según las autoridades sanitarias, que el miércoles aseguraron que «parece» que está controlado el «crecimiento exponencial» de casos: un paciente solo contagia a una media de 0,3 personas, según sus cálculos, en base a los casos confirmados, y no a la realidad, porque no se están haciendo pruebas de forma generalizada.
El director de Instituto de Salud Pública (RIVM), Jaap van Dissel, explicó ante el Parlamento que hace un mes un paciente contagiaba como mínimo a otros tres, y que esta cifra se ha ido reduciendo: el 16 de marzo, la reproducción era de 1; y el de abril era 0,30.
Un total de 13.614 personas han dado positivo en los test de Covid-19, y 1.173 han fallecido. Al menos 1.019 contagios y 134 muertes se habían registrado solo en las últimas 24 horas.
Escenario real
Pero aunque el confinamiento de la población no se haya decretado oficialmente, las calles de las ciudades neerlandesas se ven vacías a las horas en las que solían estár más concurridas, como ocurre ya en gran parte de Europa.
Ante la preocupación por reforzar las medidas de confinamiento expresada por algunos parlamentarios, el propio Van Dissel comentó que las autoridades sanitarias no consideran necesario imponer mayores restricciones a la población poniendo este ejemplo: «Cuando camino por La Haya, ya veo pasar tranvías totalmente vacíos. Detener también el transporte público por completo no tendría un gran efecto adicional».
Incluso el propio Rutte dice ahora estar contento de que «las calles, los trenes y las oficinas» estén casi vacías, un escenario real que coloca a los Países Bajos más cerca del confinamiento “suave” decretado en Dinamarca o el Estado francés, que del que mantiene Suecia o en un principio defendía el Gobierno británico.
Además, en víspera de las Pascuas, los alcaldes están autorizados a decretar el cierre de lugares de vacaciones en los que se podría reunir mucha gente y el Gobierno ha invitado a la ciudadanía a limitar al máximo los desplazaminetos por el país durante este periodo. Lo que no podrán hacer, aunque quisieran, es viajar hacia el Sur del contintente para disfrutar de estas vacaciones debido al cierre de fronteras.