Alemania ha sido el país europeo más rápido y eficaz en afrontar la pandemia del coronavirus, al recomendar el 8 de marzo el ministro de Sanidad, Jens Spahn, la cancelación de todos los actos a los que acudieran más de 1.000 personas, cuando el país no había registrado ningún fallecimiento y solo tenía 847 casos detectados.
Eso no solo implicaba la suspensión de las manifestaciones a celebrarse en dicha fecha, sino también la presencia de público en los partidos de fútbol. Eso motivó las protestas del presidente de la Bundesliga, Christian Seifert, que pidió «encontrar un equilibrio entre la previsión justificada y la precaución excesiva».
En el Estado español ese día se confirmaron 589 casos y 17 fallecimientos y, al margen de las manifestaciones del 8M y del mitin de VOX con presencia de todos los partidos políticos, se disputaron los encuentros de fútbol y de otros deportes con los campos llenos.
Angela Merkel intentó cerrar todas las escuelas alemanas el 13 de marzo y pidió evitar todos los contactos sociales. A pesar de la crisis, a diferencia del Estado español, ha respetado la autonomia de los Land, que no se pusieron de acuerdo ese día en el cierre de los centros educativos y cada uno ha aplicado diferentes medidas en función de su situación.
El Gobierno alemán sí anunció el 16 de marzo el cierre de los establecimientos no considerados esenciales, para restringir el contacto social, con 6.012 casos confirmados y solo trece fallecimientos. Un día antes había entrado en vigor el Estado de alarma decretado por el Gobierno español y el francés había mantenido las elecciones municipales, a pesar de la gravedad de la situación y de que una semana antes ya había prohibido, como Alemania, las concentraciones de más de un millar de personas.
El 22 de marzo se prohibieron reuniones de más de dos personas, pero se ha permitido salir a la calle con más miembros de una familia residentes en el mismo domicilio o en compañía de otra persona, aunque no viviera en la misma vivienda. También se ha permitido hacer deporte al aire libre en solitario, con la condición en todos los casos de mantener una distancia de 1,5 metros.
28.000 camas en cuidados intensivos
Sin decretar un confinamiento tan duro como el español, Alemania ha conseguido controlar mejor los efectos del coronavirus, gracias a que dedica más dinero a la Sanidad que ningún otro país. Eso le permite tener 28.000 camas en cuidados intensivos con respiración asistida, cuatro veces más que el Estado francés, que es el que le sigue.
Ha llegado a realizar 200.000 test diarios, cuando en el Estado español el ministro de Sanidad Salvador Illa los situó entre los 15.000 y 20.000, lo que permite controlar antes los casos y aislar a los contactos.
Además, el país germano es un productor de materiales fundamentales para controlar la pandemia, como test, mascarillas y equipos de protección. Todo unido ha permitido que, sin parar tanto la economía como otros países, solo sume 2.799 fallecidos, 126 en las últimas 24 horas, para un total de 123.016 casos positivos, con un aumento de 2.537 casos en un día, según ha trasmitido el Instituto Robert Koch (RKI), competente en la materia en Alemania.
Tras registrar un descenso por tercer día consecutivo, los diferentes estados que conforman Alemania, que son los que tomarán las decisiones, prevén rebajar las restricciones cuando se cumpla este domingo el plazo marcado.
El grupo de investigadores científicos de la Academia Superior Leopoldina, cuyas directrices sigue Angela Merkel, recomienda ya la reanudación de la actividad escolar para los alumnos mayores de diez años a los que se pueda imponer las normas de distanciamiento y el uso de mascarillas. Además, se contempla la vuelta progresiva a la actividad comercial, laboral y administrativa, y en fases siguientes, sin concretar plazos, a la vida social, cultural, acontecimientos deportivos e incluso viajes privados o de trabajo.