Maite Ubiria

Macron avanzará esta noche el nuevo capítulo de la gestión del coronavirus tras cerrar las mugas

Emmanuel Macron avanzará esta noche el siguiente capítulo en la gestión de la crisis sanitaria. De antemano sabemos que su estrategia va mudando respecto test y mascarillas. Cabe sospechar que por motivos tan prosaicos –materiales y efectivos– como los que han llevado a elevar barreras en las mugas un mes después de iniciado el confinamiento.

Barrera móvil de metal instalada en el puente de Pausu-Behobia. (NAIZ)
Barrera móvil de metal instalada en el puente de Pausu-Behobia. (NAIZ)

Emmanuel Macron se dirigirá hoy -"tras el aplauso a todas las personas movilizadas contra el Covid-19», aclara el Elíseo- a la ciudadanía del Estado francés, para anunciarle la prolongación del confinamiento más allá del 15 de abril. "Le Journal du Dimanche" avanzaba ayer la extensión del encierro, como mínimo, hasta mediados de mayo.

Cabe esperar que Macron marque línea también en relación a la generalización de test y mascarillas, y también con respecto al calendario escolar o electoral. Igualmente debería hacer algún tipo de aclaración respecto a los tratamientos -el 10 de abril recibió informaciones precisas de la mano del doctor Raoult, respecto a la experimentación con cloroquina-.

En lo que afecta al calendario electoral todo apunta a que si, como se espera, no hay condiciones para completar, antes de verano, las elecciones municipales cuya primera vuelta de celebró, ya con la pandemia vigente, el pasado 15 de marzo, Macron opte por anunciar la repetición del proceso desde el principio, a partir de otoño.

Barreras ¿para qué?

De manera previa, la decisión «coordinada entre París y Madrid» de cerrar, el pasado sábado, una docena de pasos de muga en los Pirineos sigue planteando interrogantes.

Si se tratara de una medida sanitaria cabría preguntarse el motivo de adoptar tal dispositivo un mes después. Si la razón es de mera operatividad policial –concentrar en media docena de puntos la vigilancia-– cabría haber preguntas, explícitamente políticas, por las poco solventes explicaciones sanitarias y el mucho alarde militar que han acompañado esa ruptura territorial, que tiene lectura en clave irterna vasca pero también una dimensión europea.

En las redes, la organización juvenil Aitzina dejaba patente la denuncia.

 

El esquema de arriba hacia abajo

Entre tanto, una larvada competición se juega en el marco institucional del Hexágono.

La región de Nueva Aquitania (seis millones de habitantes, de ellos 309.000 de Ipar Euskal Herria) lleva la voz cantante, pero una institución que en los últimos años languidecía, el departamento, se reivindica al calor de la crisis.

El presidente del departamento de Pirineos Atlánticos, Jean-Jacques Lasserre, anunciaba así la llegada de la mitad de las 500.000 mascarillas encargadas por la institución con sede en Pau. También de 12.000 tests que se distribuirán en residencias y servicios sociosaniarios.

Por su parte, el presidente regional, Alain Rousset, se fotografiaba junto al primer lote de 60.000 unidades de los cinco millones de mascarillas que ha encargado la institución con sede en Burdeos.

La preponderancia de Prefectura (Estado)-Región-Departamento en el esquema de respuesta a la crisis salta a la vista. Lo que deja en un segundo plano a la única institución que representa a los tres territorios vascos. El modelo radial galo lo pagamos, por ejemplo, en forma de falta de datos sobre cómo afecta concretamente la crisis sanitaria a Zuberoa, Nafarroa Beherea y Lapurdi.

Con todo, la institución que presidente Jean-René Etchegaray ha garantizado la continuidad de los servicios públicos, reforzando los dispositivos para las poblaciones más vulnerables e impulsando centros médicos por comarcas para prevenir una eventual saturación hospitalaria. También ha trabajado la implicación de los actores económicos del territorio para responder a los déficits materiales que ha puesto de manifiesto esta crisis.