Test, test y más test... Un manual para no perderse
Los test rápidos para detectar la presencia de coronavirus o los anticuerpos serán la clave para poder pasar de un escenario de confinamiento a una vuelta gradual a la vida normal. No todos los test son iguales ni indican lo mismo. Aquí va un pequeño listado de preguntas para explicar las diferencias entre los distintos test y el modo en que pueden influir en las próximas decisiones a tomar.
¿Qué tipos de test existen para detectar la enfermedad Covid-19?
Hay dos modos diferentes de diagnosticar a una persona infectada. Uno de ellos es el denominado PCR (siglas en inglés de Reacción en Cadena de la Polimerasa), una técnica que lo que busca es el ARN del virus. Para poder realizar un test así hay que tomar una «muestra respiratoria» –un poco de mucosiad, por ejemplo– y analizar mediante electroféresis en gel el material genético en un laboratorio. Esto tarda varias horas, pero se trata de una prueba muy segura, que detecta el virus desde el primer momento. Son los llamados test lentos.
La otra opción serían los llamados test rápidos, donde vuelve a haber dos tipos: de antígenos (buscan determinar si hay virus en el organismo a través una muestra de mucosidad) o de anticuerpos (también llamados serológicos y que se hacen a partir de una gota de sangre).
Por último, también está la posibilidad de usar los laboratorios para detectar anticuerpos.
¿Son todos igual de fiables?
No, los test rápidos basados en anticuerpos son, por bien fabricados que estén, menos fiables. No buscan es el virus, sino la reacción del sistema inmunitario, por lo que no detectan la enfermedad hasta pasados unos días. Por consiguiente, son certeros cuando dan positivo pero no tan fiables cuando el resultado es negativo. Tampoco los test rápidos de antígenos son tan precisos como las pruebas PCR que se realizan en un laboratorio. Este ha sido el gran problema que ha tenido el Estado español con sus primeras compras de estos materiales. Los test rápidos que compró, cuando se calibraron con los resultados que ofrecían los mismos sujetos en las pruebas PCR, se vio que no tenían un nivel de efectividad suficiente como para tomar decisiones en consecuencia. Por tanto, eran inservibles.
¿La información que se obtiene con un método y otro es la misma?
No exactamente. Con la prueba PCR se sabe con un nivel de fiabilidad muy alta si una persona tiene o no una infección por coronavirus (porque efectivamente el laboratorio ha encontrado algunos virus en la muestra). Sin embargo, si lo que se ha hallado son anticuerpos, esto puede indicar que tiene la enfermedad o bien que ya la ha superado y que se está ante una persona inmune. Los anticuerpos de una persona que lucha contra el virus y de alguien que se ha recuperado son distintos y hay test que pueden discriminar el tipo de anticuerpos.
¿Cuánto cuesta un test?
Los test más baratos, de largo, son los rápidos de anticuerpos, dado que funcionan prácticamente como un test de embarazo. Son de usar y tirar. Su coste aproximado es de 20 dólares la unidad. Por contra, cada test en laboratorio exige el trabajo de profesionales y la estimación del coste de un test así, a nivel mundial y por usar la misma unidad monetaria, sería de unos 300 dólares. Aun así, hay que tener en cuenta que los sistemas sanitarios vascos tienen laboratorios propios.
¿Por qué hay test que no llegan?
El desabastecimiento afecta únicamente a los test rápidos. Los PCR se hacen de forma habitual en los hospitales para muchos tipos de enfermedades. Es prácticamente la misma técnica que en un test de ADN de tipo policial. Lo que pasa que el volumen de la pandemia es de tal calibre que los laboratorios no dan abasto para tanta consulta. Hasta hace apenas unos días, la totalidad de los test realizados hasta ahora en Euskal Herria eran de este tipo, de los lentos y seguros. Por contra, hay muy pocos proveedores de test rápidos y todos muy centralizados en Asia.
¿Se podrían fabricar en Euskal Herria test rápidos?
Los test de este tipo, pese a ser baratos, resultan muy difíciles de fabricar. GARA se ha puesto en contacto con una de las multinacionales farmacéuticas más importantes de Euskal Herria, el Grupo Cinfa, que remarca que ve muy complicado comenzar a fabricar este tipo de test aquí, pues requeriría además una homologación por parte de la UE, una tecnología concreta y unos recursos materiales casi imposibles de conseguir.
«Para su fabricación, se debe tener acceso tanto a las distintas piezas que lo conforman como a los reactivos que impregnan la membrana, los disolventes en los que se diluye la muestra, y los reactivos de comprobación. Su montaje y manipulación debe hacerse en condiciones muy controladas que puede afectar directamente a la validez del test. Por eso, es importante que sean fabricadas por empresas que cuenten con la tecnología y componentes necesarios», comenta Gemma Artica, responsable de comunicación de Cinfa. Algunos de los reactivos a los que se refiere Artica, también serían uno de esos productos que escasean y por los que se pelean todos los países.
¿Por qué son tan importantes los test si la población sigue confinada?
Los test, a día de hoy, son cruciales para conocer la evolución de la enfermedad a través de la monitorización del volumen de contagios y para tomar decisiones en el momento de la hospitalización. Sin embargo, aunque el Gobierno no ha especificado cómo se procederá al «desconfinamiento», varios de los modelos propuestos se basan en el empleo masivo de test rápidos. Estos test permiten hacer pruebas a un volumen de personas mucho mayor (debido a la sencillez, la rapidez y el bajo coste).
El primer objetivo sería detectar a las personas «asintomáticas», que propagan el virus sin darse cuenta para confinarlas de alguna manera (lo que tiene inconvenientes legales y morales). Por otra parte, los test de antígenos permitirían distinguir a las personas inmunizadas de aquellas personas que no han pasado la enfermedad y, por lo tanto, podrían enfermar y propagar el virus.
¿Qué es el «pasaporte alemán»?
Es tan solo una posibilidad planteada por un grupo de científicos alemanes. Lo que proponen es que, si una persona consigue demostrar mediante un test de anticuerpos que ya es inmune, no tendría por qué tener restringida la libertad de movimiento. La propuesta tiene un poso neoliberal. Yo, que dispongo de dinero, me compro un test en la farmacia, descubro que soy inmune y recupero una vida sin restricciones. O bien, una empresa compra un test para sus trabajadores y recupera la producción con la parte de su personal ya inmunizado. El gran reto que tiene esta propuesta es cómo podría acreditar una persona que realmente es inmune ante las autoridades, lo cual suscita de nuevo problemas legales. ¿Puede una empresa conocer este tipo de datos sanitarios de sus empleados? Y, por supuesto, depende de que se solucione el problema de desabastecimiento.
¿Nos van a hacer test a todos?
La cantidad de test rápidos que ha conseguido el Gobierno español es ridícula si lo que se pretende es empezar a hacer test a toda la ciudadanía con el objeto de diagnosticar también a las personas asintomáticas, que son claves para contener la pandemia. El compromiso de Madrid es hacer llegar a Hego Euskal Herria 140.000 test los próximos días. Esto alcanzaría a un 4% de la población. A esto hay que añadir que una persona que no está infectada hoy, puede enfermar mañana. Es decir, se necesitan más test que personas.
¿Los test rápidos sirven de algo cuando hay tan pocos?
Toda ayuda es necesaria, pero no se les puede sacar todo el jugo. De una parte, porque tienen ese problema del error en los negativos y, de otra, porque los Gobiernos ya han avanzado que tendrán que restringirse al ámbito hospitalario y de residencias. Tras comprar decenas de miles de test inservibles, el ministro de Salud español ha destacado el hecho de haber hecho acopio de test rápidos con un nivel de acierto del 80% (lo cual supone que fallan una de cada cinco veces), que no evitan por tanto tener que recurrir a pruebas PCR para una comprobación final.
¿Son más útiles los test de antígenos o de anticuerpos?
Según el momento, unos son más apropiados que otros. En el momento actual, parece que los más adecuados son los de antígenos (los que buscan el virus), bien sean rápidos o de los lentos. Su empleo masivo podría servir para aislar a las personas asintomáticas de tal modo que el regreso paulatino a la normalidad tuviera ese foco de contagio controlado.
Esto se ha conseguido con notable éxito en Corea del Sur o en la zona del Véneto en Italia. Sin embargo, en estos territorios se atajó la infección de forma mucho más temprana, por lo que quizás seguir su estela sea ya inviable. Hay que tener en cuenta, además, que los test de antígenos serán los adecuados durante una ventana temporal bastante corta. Si la epidemia se controla, pasadas unas semanas no tendrían apenas validez, dado que no serían capaces de distinguir a aquellas que hayan pasado el virus de los que no han tenido contacto con él.
¿Qué tipo de test rápidos son los que han llegado a Hego Euskal Herria?
El Gobierno español está centralizando las compras, por los que son los mismos en todo el Estado. Según ha explicado el ministro Salvador Illa, son de tipo serológico (muestra de sangre y búsqueda de anticuerpos) y tendrían una fiabilidad del 80% para detectar que una persona está enferma (localizan los anticuerpos primarios, los que el cuerpo crea para defenderse del virus).
El problema es que esto no lo perciben hasta pasados unos seis días desde la infección. Como lo que precisa ahora el Gobierno es detectar el virus y a los enfermos asintomáticos, no parecen los test más apropiados. Da la sensación de que el Estado va al mercado y adquiere lo que puede y, conforme eso, va adoptando la estrategia a seguir. Lo cual, sin dejar de resultar razonable, no suena demasiado tranquilizador.
¿Qué plantea hacer el Gobierno con estos test?
En cuestión de semanas, el Ministerio va a emplear la estadística para tratar de radiografiar con test de anticuerpos hasta qué punto ha llegado el contagio entre la población. Las autoridades sanitarias están sorprendidas por el nivel de mortalidad que se ha alcanzado en el Estado y hay investigadores que creen que esto se debe a que los infectados reales podrían ser millones.
¿Por qué los test rápidos de anticuerpos son tan decisivos?
Con ellos se puede detectar a los ciudadanos que ya cuentan con inmunidad ante el virus. Cuanto mayor sea el porcentaje de inmunizados, mejor. Si se alcanzara una tasa de inmunidad cercana al 66%, la epidemia pasaría a estar controlada. En un escenario sin inmunidad (cuando aterrizó el virus por primera vez), cada persona contagiaba de media a tres personas. Si este escenario cambia y dos de cada tres personas están inmunizadas, cada infectado solo transmitiría con efectividad el virus a una tercera, con lo que el número reproductivo sería 1.
Aun a falta de realizarse el estudio, la población del Estado parece muy lejos de haber alcanzado este escenario –algunos científicos apuntan a un 15% de inmunizados–, de ahí que sea necesario también aplicar medidas de seguridad y distanciamiento social. El primer muestreo para revisar el porcentaje de inmunidad realizará de 30.000 familias de todo el Estado y se iría repitiendo este tipo de estudios cada 21 días, según un documento filtrado a Cadena Ser esta semana. El resultado de este estudio será crucial a la hora de decidir qué territorios inician el proceso de desconfinamiento gradual si es que, finalmente, se opta por que no todas las comunidades sigan el mismo ritmo.