Nada menos que 42 millones de trabajadores europeos se encuentran en estos momentos afectados por un ERTE debido a la pandemia del coronavirus. La cifra no es baladí, pues supera los números que se dieron durante la crisis económica de 2008, tal y como ha recogido el Instituto de la Confederación Europea de Sindicatos (ETUI).
El Estado francés es donde más extendida está dicha fórmula, con un 48% de la fuerza laboral afectada, lo que supone 11 millones de trabajadores. Le sigue Italia, con un 47% –8 millones–, mientras que en Alemania afecta al 27% –10 millones–, porcentaje muy similar al Estado español, con el 24% –4 millones– y Holanda, con el 23% –1,7 millones–.
Por contra, en países como Portugal, Chequia, Finlancia, Bulgaria, Polonia y Eslovaquia, la incidencia de los ERTEs no llega al 5%. Considera la ETUI que, de momento, esta medida ha impedido despidos a corto plazo, aunque no está claro qué va a ocurrir en las próximas semanas, coincidiendo con la desescalada casi generalizada en Europa.
El secretario general de dicha organización, Luca Visenti, ha explicado que otros entre 10 y 15 millones de trabajadores se encuentran en riesgo de perder su empleo al no poder haberse acogido a un ERTE. En todo caso, ha matizado que existen retrasos en pagos, al asegurar que «en muchos países, la ayuda no le ha llegado todavía a la gente. En Italia se supone que hay 12 millones de personas con un ERTE, pero la mitad lleva dos meses sin salario», demoras que se deben en general a la burocracia.
A ello se suma que en algunos países, los trabajadores autónomos, temporales, no convencionales o inmigrantes no están cubiertos por estos sistemas y que la compensación, en la mayoría de los casos, no alcanza el 80% del último salario que se considera debería ser el porcentaje mínimo.
Además, se prevé un posible retraso en la entrada en vigor de SURE, un nuevo fondo contra el paro de la UE que tendrá hasta 100.000 millones de euros para conceder créditos a estados para sufragar sus ERTEs. Los países aún le deben dar el visto bueno definitivo y los sindicatos temen que el dinero no llegue hasta otoño.
Retirar esta fórmula, un «gran error»
«Si se juntan las lagunas a nivel nacional e internacional, los problemas de cobertura y el increíble retraso en hacer operativo el SURE, el riesgo es que, si los estados y la UE no intervienen rápido, una gran parte de estos 42 millones de personas acabe en el paro», ha criticado Visenti.
Se teme, asimismo, que con la relajación del confinamiento, haya una retirada progresiva de estas fórmulas. «Sería un gran error que los estados suspendiesen estos sistemas ahora, es demasiado pronto. Generaría un desempleo masivo, que luego sería imposible de solucionar», ha planteado Visenti.
También algunas patronales abogan por prolongar los ERTEs. Desde la Federación de Empresas de Bélgica defienden que han sido «un balón de oxígeno» y piden que se mantengan hasta finales de año «para evitar problemas de liquidez adicionales en las empresas y mantener el empleo tanto como sea posible».
«Es esencial que los empleadores puedan solicitar acceso al esquema sin excesiva burocracia y que los plazos para recibir apoyo financiero de los sistemas de empleo sean respetados. La coordinación a nivel europeo es importante para lograr que cuanto antes haya esquemas de reducción de jornada que funcionen bien» ha ampliado Markus Beyrer, director general de la patronal europea Businesseurope.