La sentencia del Tribunal Supremo español sobre el proyecto de embalse de Biscarrués, en el rio Galligo, se esperaba ya desde hace tiempo, antes de que estallase la pandemia del coronavirus. Se consideraba inminente y ha llegado, según informan varios medios aragoneses. El Supremo español ha desesetimado el recurso presentado por la Comunidad General de Regantes del Alto Aragón contra una sentencia previa de la Audiencia Nacional que en 2017 ya anuló el proyecto al considerar que el proyecto iba en contra de la Directiva europea del Agua.
El proyecto de embalse de Biscarrués es uno de los más controvertidos de Aragón, junto al de Esa (la presa se sitúa en Nafarroa), Mularroya o Chanovas.
Los opositores al proyecto de Biscarrués llevan más de 30 años organizando su lucha en la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos contra un embalse con argumentos ecológicos y también económicos. Destacaban que la construcción impediría la continuidad de las empresas de turismo de aventura como el rafting o la escalada en una zona en la que no existe más alternativas de empleo y está amenazada de despoblación.
El pantano de Biscarrués se situa en la comarca de la Galliguera, conocida por muchos vascos. El río Galligo transcurre a los pies de los Mallos de Riglos, donde se practica la escalada. A sus orillas se sitúa la carretera que une Iruñea y Uesca por Ayerbe, que ha sido el escenario en el que se han realizado numerosas pintadas reclamando que no se construyera el embalse.
La sentencia contra Biscarrués se veía venir. Por ello, el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, había tratado de buscar alternativas para el regadío a través de la Mesa del Diálogo del Agua, pero los regantes habían optado por mantener una posición dura, secundada también por el PP aragonés.
La última gran movilización contra el embalse de Biscarrués tuvo lugar el pasado 23 de febrero en Uesca.
Lambán hablaba de que el pantano de Biscarrués tenía «un horizonte bastante negro», lo que ha sido confirmado por el Supremo. Aunque en la cuestión de embalses y sentencias judiciales no conviene lanzar las campanas al vuelo. Y si no, que pregunten en Itoitz.