En un comunicado a primera hora de la mañana, la patronal ha estimado que este acuerdo «tendrá unas consecuencias negativas incalculables» en la economía del Estado español y en la confianza empresarial, lo que «impactará de forma profundamente negativa en el empleo».
Supone a su juicio «un desprecio indignante al diálogo social, al que dinamita; al papel que la propia Constitución otorga a los agentes sociales y, en este sentido, a las propias instituciones del Estado en el momento más delicado de la economía española y, por tanto, cuando este diálogo se hace más necesario».
«Es totalmente incoherente y contrario suscribir un acuerdo para dar un paso atrás e incrementar la rigidez en el mercado laboral», subrayan, y alertan de que de esta forma «se echarán por tierra todos los esfuerzos realizados para, a través de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), lograr hibernar las plantillas y salvaguardar millones de puestos de trabajo».
Más tarde, en declaraciones a RNE, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha indicado que el diálogo social «está en suspenso» y se ha preguntado para qué se van a sentar en una mesa «si ya está decidido lo que se va a hacer en la mesa, si el menú del día está preparado». «Que no sigan contando con nosotros», ha afirmado visiblemente enfadado.
El presidente de la patronal ha apuntado que la CEOE lleva dialogando 40 años con los distintos gobiernos y se han sentado en todas las mesas, pero «siempre han encontrado lealtad institucional». «No se puede ir con las cartas marcadas», ha concluido.