Uno de cada cinco jóvenes de todo el mundo ha dejado de trabajar desde que comenzó la pandemia del coronavirus, según se desprende de un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Además, en este último análisis de la OIT sobre el impacto del coronavirus en el mercado laboral también se revela que los jóvenes que siguen empleados han visto reducir sus horas de trabajo en un 23%.
La OIT ha dejado claro que la pandemia está afectando de manera «desproporcionada» a los jóvenes, pero que también el incremento del desempleo «rápido y sustancial» registrado en todo el mundo a partir de febrero afecta más a las mujeres jóvenes que a los hombres.
Destrucción del empleo
Para la Organización, la pandemia infringe un triple impacto sobre los jóvenes, ya que no solo destruye sus empleos, sino también su educación y formación y «les coloca grandes obstáculos en el camino para quienes buscan entrar en el mundo del trabajo o de cambiar empleo».
Por ello, ha pedido respuestas políticas «urgentes, concretas y a gran escala» dirigidas a apoyar a los jóvenes. Así, insta a impulsar programas amplios de garantía de empleo o formación en los países desarrollados, programas intensivos de empleo y garantías en las economías de ingresos medios y bajos.
El director de la oficina de la OIT para el Estado español, Joaquín Nieto, ha alertado de que esta situación es especialmente relevante para el mercado de trabajo estatal que ya venía sufriendo una de las tasas de desempleo juvenil más altas del mundo.
De hecho, cree que el Estado «no se puede permitir que un elevado desempleo juvenil se instale de manera estructural, lo que representaría un fracaso con desastrosas consecuencias de larga duración para toda una generación».
Por ello, recomienda que la Comisión Parlamentaria para la Reconstrucción económica y social contemple un plan especial de Garantía Juvenil para que a los jóvenes sin trabajo y sin estudios se le ofrezca un empleo o una propuesta formativa.
Medidas «inmediatas y significativas»
A nivel mundial, el director general de la OIT, Guy Ryder, ha apuntado que si no se toman medidas «inmediatas y significativas» para mejorar la situación de esta generación, «el legado del virus podría acompañarles durante décadas».
«Si su talento y energía son marginados por falta de oportunidades o de competencias, esto ocasionará un daño al futuro de todos y hará que sea mucho más difícil reconstruir una mejor economía post-covid», ha añadido.
El año pasado, la tasa de desempleo de los jóvenes era del 13,6% y «ya era más alta que la de cualquier otro grupo». En todo el mundo, había alrededor de 267 millones de jóvenes que ni trabajaban ni seguían una educación o formación.
Asimismo, los jóvenes de entre 15 y 24 años que estaban empleados tenían mayores posibilidades de estar en formas de trabajo que los hacía «más vulnerables», como «ocupaciones mal remuneradas, en el sector informal, o como trabajadores migrantes».