Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
Elkarrizketa
MITXEL LAKUNTZA
SECRETARIO GENERAL DE ELA

Lakuntza: «Quieren borrarnos la memoria para salir de aquí con recortes»

Mitxel Lakuntza, iruindarra nacido en 1976, dirige el sindicato ELA desde el año pasado. Se afilió en 1999. Formado en electrónica, ejerció como delegado sindical en Gamesa. Antes de la secretaría, fue el líder de ELA en Nafaroa desde 2004.

El confinamiento se acaba. ¿En qué momento estamos?

Hasta ahora nuestra prioridad ha sido la salud por encima de todo y eso hace que hayamos chocado con el Gobierno de Gasteiz, y el de Iruñea, en menor medida. Cuando empiezas a sacar conclusiones sobre estos meses, te preguntas cuánto de lo que hemos aprendido se va a pasar a limpio. Hay elementos que han tenido un reconocimiento social importante, sanitarios, sectores esenciales.... y nacen reflexiones que tienen que ver con la globalización, con tener un modelo productivo anclado en lo que se produce aquí. Sin embargo, la sensación es que se quiere ir con el piloto automático. Solo hay dos alternativas: hacemos la de 2008 o hacemos una cosa diferente.

No parece que el Gobierno de Lakua esté en algo diferente.

Hace falta una correlación de fuerzas diferente y una presión importante para tomar ese rumbo. Si oyes por dónde está centrando el Gobierno de Lakua sus prioridades, la sensación es que han relativizado la pandemia y ahora relativiza el efecto económico y social de la crisis. Aquí se ha querido ir en la vanguardia, pero en la vanguardia de la apertura de empresas y de poner la salud por detrás de intereses económicos muy determinados, de empresas vinculadas al Gobierno de Lakua. Nos preocupa, además, que Urkullu y Tapia están avisando de que lo que viene son recortes. ¿No van a sacar en limpio nada? Hemos aprendido que los servicios públicos son las defensas colectivas de esta sociedad. ¡Y qué decir de las residencias! ¿No va a haber una mínima reflexión sobre lo que ha pasado en las residencias? Sobre los muertos.

Formalmente, sí se aplaude a los sanitarios...

Lo que no dice el lehendakari es que casi el 40% de los trabajadores son eventuales. Muchos de los contratos eventuales que se hicieron por el coronavirus se están renovando ahora cada semana. Hay gente en Osakidetza que firma cien contratos al año. Esa es la parte que no les interesa. Hay un aplauso institucional a los trabajadores que han estado frente a frente con el virus, pero lo que se quiere hacer es un reseteo de la memoria colectiva. Quieren borrarnos la memoria para salir de aquí con recortes. Solo si nos olvidamos de lo ocurrido ellos podrán seguir con el piloto automático. Aquí o se habla de reforzar lo público o se habla de recortes. Y el centro del asunto es el modelo fiscal: dónde se van a dirigir los recursos y quién va a pagar. Ahí se ubica el eje que distingue la izquierda de la derecha en muchos aspectos.

Para financiarse, también está la deuda y los fondos de la UE.

La mitad de los fondos europeos que van a llegar vienen condicionados a políticas de ajuste y recorte en la misma lógica que en 2008. Ya veremos con qué intensidad y con qué alcance. Alemania, los Países Bajos, Austria… lo han conseguido. Además, sabemos que esa ayuda es insuficiente. El déficit va estar en 200.000 millones y las ayudas por ejercicio van a estar en 20.000. Esto supone un agujero enorme y se arregla con recortes o con ingresos fiscales que vengan de empresas, patrimonios y rentas altas. Pero hoy... ¿quién es la referencia de las haciendas vascas? Díaz Ayuso. Es lo que vemos en la Torre Bizkaia, en el impuesto de Sociedades. Vamos a un modelo madrileño justo cuando la pérdida de recaudación va a ser importante.

Y además, en un momento crítico en lo social.

Vamos a tener que hacer frente a una triple crisis, empezando por la sanitaria, porque la pandemia sigue entre nosotros. Se está relativiza la importancia de un rebrote o una segunda ola con unas consecuencias imprevisibles. Luego tenemos una crisis económica y la social, en la medida que muchos trabajadores que están en ERTE pueden acabar en ERE. A eso se suma que nuestro mercado laboral lo que hace es despedir a los eventuales de un día para otro. Esa gente se va a quedar colgada. Ahí es donde los Gobiernos deben marcar su prioridad. Ver cómo se protege a esas personas y se genera el empleo.

Da la sensación, en este camino a la «nueva normalidad», de que solo en las empresas con fuerte presencia sindical se han garantizado medidas serias de prevención.

En esta parte, no es muy distinta la crítica que le hacemos al Gobierno de Urkullu que al de María Chivite. Han sido dos gobiernos que han abanderado los intereses empresariales sobre la salud de los trabajadores. Es evidente lo que dices. No se han situado bien las líneas rojas. Hemos tenido pelea por lo más básico: que hubiera EPI y medidas de seguridad. Muchas trabajadoras de residencia se han protegido con bolsas de basura. Eso es lo que ha pasado en este país. Hemos tenido que ir a los tribunales. Ahora la sensación es diferente, pero el nivel de miedo de esos días, con la curva subiendo y que no paraba, era enorme. Muchos trabajadores han ido con miedo a trabajar y sin medidas de seguridad. La autoridad laboral no ha parado ni una sola empresa, ¡ni una! ¿Quién ha parado? Los trabajadores y trabajadoras de las empresas donde había poder sindical. En Mercedes, con 400 contagios, paran la cadena los trabajadores. La empresa no tenía ninguna intención. En empresas de Bizkaia, trabajadores que acudieron al puesto y vieron que no hay condiciones salieron a la calle a protestar y viene la Ertzaintza a decirles que se metan en la empresa. De locos. ¿Aquí que pasa?

¿Cómo ha sido su experiencia en la Mesa Socioeconómica?

Estábamos 20 o 30, ya no sé, en cada reunión. Cámaras de Comercio, Diputaciones, Patronal… Lanzamos propuestas, hablamos de todo esto que tratamos ahora mismo... Y no hay respuesta. Las Diputaciones no mencionan las residencias, como si no pasase nada. A la tercera reunión, ya ni siquiera contestan. Hay debates que están vetados. Tan es así que te preguntas «¿pero qué hacemos nosotros aquí ya?». Nuestra voluntad primera fue que, en una situación de emergencia, hay que estar a la altura. La gente lo pasa mal en muchos sectores y queríamos trasladar al Gobierno todas estas preocupaciones. Y nada, ni una contestación. Allá llega el lehendakari, se sienta, echa su discurso y a partir de ahí, es una carrera de loas sobre lo bien que se hacen las cosas.

¿Hasta qué punto ha pasado factura esta crisis a la soberanía de los territorios?

Evidencia una realidad. No nos gusta, pero es una realidad. La bilateralidad es una ficción. Forma parte del discurso del lehendakari, pero aquí en 5 minutos te llaman, te aplican un estado de alarma y todas tus competencias se esfuman. Vamos a contarle a este pueblo la verdad ya. Esta centralización nos afecta, además, como sindicato. Una de la reivindicaciones de los últimos años ha sido que podamos negociar aquí las condiciones de trabajo. La historia de las reformas laborales de los últimos años ha sido esa. Lo que antes se negociaba aquí ahora está a expensas de Madrid.

 

¿Qué opinión le merece el pacto entre EH Bidu, PSOE y Podemos sobre la Reforma Laboral?

Me preocupa ese interés de los partidos vascos de contar que van a Madrid para vender algo luego aquí. Venden acuerdos, pero luego no se hace una valoración del cumplimiento delo que allí pone. Esos pactos tienen muchas trampas y lo sabemos. Parece que la dinámica es pasa por vender algo, aunque sea humo. El PNV es un maestro en eso. Aquí hay incumplimientos empezando desde el Estatuto. Para nosotros, lo positivo del acuerdo de EH Bildu es que plantea un debate sobre la Reforma Laboral, los sindicatos hemos urgido a que se abra. Lo preocupante del acuerdo es que no se va a cumplir. Ha quedado muy visible lo que ocurre cuando los partidos de izquierdas hacen lo que tienen que hacer y la mentira del llamado Diálogo Social. La patronal, Urkullu, UGT, CCOO coinciden en llevar la reforma laboral hay que llevarla al Diálogo Social ¿Para qué? Para frenarla y nada más. Para eso vale el Diálogo Social. Luego se critica a ELA que no esté ahí. Si los partidos de izquierda tienen mayoría y llevan derogar la reforma en su programa, que lo hagan. La derecha no tiene esos complejos cuando gobierna.