Los rivales, las apreturas clasificatorias, la falta de público… Ninguno de los factores que rodean al Eibar en este regreso a la competición satisfacen, como es lógico, a José Luis Mendilibar. Pero el que más le preocupa es la acumulación de esfuerzos que afrontarán los futbolistas, para la que cree que no hay nadie preparado. «No ha habido ninguna competición, ni Mundiales, ni Europeos, ni Olimpiadas, en la que un equipo haya jugado once partidos en cinco semanas –recuerda–. No hay tiempo material de recuperación de un partido a otro, por mucho que digan que son 72 horas. A partir del tercer, cuarto, quinto partido, a ver qué pasa con las lesiones».
El problema no es sólo el futuro inmediato, también el pasado más reciente. «Venimos de donde venimos, que hemos estado dos meses confinados y por mucho que hayamos entrenado en casa, no hemos entrenado para jugar así», subraya, a lo que añade que estas cinco semanas han estado lejos de ser una pretemporada al uso. Para empezar, porque «hemos pensado más en no hacer las cosas mal en cuestión de protocolo que en los objetivos de entrenamiento» y además porque por mucho que hayan sido cinco semanas de trabajo sobre el verde, «son muy diferentes a una pretemporada, en la que entrenamos todos juntos desde el primer día, tenemos amistosos…».
El físico, por tanto, es la principal preocupación de Mendilibar, más aún teniendo en cuenta las particularidades de su equipo: una plantilla corta con gente poco acostumbrada a jugar dos partidos por semana, un filial en Tercera y un estilo de juego que requiere un gran despliegue físico. Cambios de normativa como los cinco cambios pueden ayudar, aunque el técnico cree que van a favor de los grandes «porque suelen tener mejores plantillas».
El técnico tampoco olvida uno de los hándicaps añadidos a los que puede tener que hacer frente el Eibar. Un aspecto sobre el que, incompresiblemente –o no tanto–, parecen haber pasado de largo Liga y Federación Española, pese a que puede atentar directamente contra la equidad de la competición. Y es que, por mucha recomendación de UEFA y FIFA que haya, los contratos están sometidos a la legislación laboral de cada país, con lo que ningún jugador cuyo contrato acabe el 30 de junio está obligado a prolongarlo.
Es decir que, en un caso extremo pero posible, un equipo podría afrontar los seis últimos partidos de Liga con sólo 16 o 17 jugadores con ficha profesional. El propio Eibar podría ser uno de ellos, teniendo en cuenta que Escalante, Orellana, De Blasis, Pedro León y Charles –y Ramis, aunque por su lesión tampoco podría jugar– acaban contrato el 30 de junio y Cristóforo está cedido hasta esa fecha y que, de momento, el club no ha podido cerrar un acuerdo para la continuidad de todos ellos. «No escucho a la gente de la Liga, de la Federación…, hablando de eso. Han regulado los cinco cambios, el público… pero no hay manera de asegurar que la gente que acaba contrato siga. Llegará el 30 de junio y algunos equipos, igual nosotros, estaremos con cuatro o cinco jugadores menos. ¿Y entonces qué pasa?», lamenta el técnico.
En lo que respecta a su primer compromiso en la «nueva normalidad», Mendilibar admite que el Real Madrid siempre es un rival complicadísimo, pero cree que la forma en que pueda desarrollarse el partido «es una incógnita», tanto para los madrileños como para el propio Eibar, tras este parón forzoso de tres meses y las circunstancias tan anormales que rodean a la competición.
Los azulgranas, que solo cuentan con las bajas del lesionado Ramis y del sancionado Escalante, volverán a entrenar mañana para preparar el encuentro y será el domingo cuando realicen el viaje de ida y vuelta a Madrid.