El primer ministro portugués, Antonio Costa, ha anunciado la reimplantación de medidas de confinamiento en la región de Lisboa con el fin de frenar la propagación del covid-19, tras la alarma creada por el aumento de casos y por la proliferación de fiestas ilegales con cientos de jóvenes. 

Las medidas se restablecerán a partir de mañana para controlar los nuevos brotes de contagio. Entre ellas figura la prohibición de reuniones de más de diez personas, después de que el límite se elevara a 20 en el conjunto del país, previendo multas para los organizadores de reuniones ilegales.

El Gobierno ya ha anunciado un refuerzo de la vigilancia policial para asegurar el cumplimiento de estas directrices y evitar las improvisadas fiestas, que se han multiplicado en distintos puntos del país durante el fin de semana. 

También se cerrarán cafés y comercios desde las 20.00 –salvo restaurantes, que podrán dar cenas–. Se suspende la venta de bebidas en las áreas de servicio para evitar los populares «botellones» en la vía pública y se exigirá un mayor control de las medidas de seguridad en los centros comerciales. 

Cinco concejos del área metropolitana de Lisboa van a mantenerse en estado de alarma más allá del miércoles, día en el que el Consejo de Ministros portugués tiene previsto levantarlo en el conjunto del país. Son los municipios de Lisboa, Sintra, Odivelas, Amadora y Loures, que aglutinan a 1,4 millones de habitantes.

Costa ha señalado que el problema se encuentra en quince localidades de la región. El Gobierno ha señalado que actuará de forma proporcional y ha subrayado la importancia de prevenir y de «reaccionar rápidamente».

El 63% de los nuevos casos

En los últimos días la región de Lisboa y el valle del Tajo siguen siendo escenario de un número significativo de casos, un 63% de los nuevos contagios el pasado domingo, aunque los días anteriores acumulaban hasta el 75% de los nuevos casos. También se registra un aumento importante en la región de Alentejo, en el centro-sur del país.

Los brotes que se están registrando en las residencias de ancianos son el otro gran foco de preocupación para las autoridades sanitarias lusas.

Al caso de la residencia de Reguengos de Monsaraz (Alentejo), con 56 positivos, se ha sumado hoy el de un centro en Odivelas, en las proximidades de Lisboa, con otros 87 contagios.

Portavoces del Santuario de Fátima, donde 16 empleados y colaboradores han dado positivo, se han apresurado a asegurar que los enfermos no han estado en contacto con los feligreses que han acudido al recinto en las últimas semanas.

Portugal, que tuvo un buen inicio en el control de la pandemia, suma 1.534 fallecidos y 39.400 contagios por covid-19