
La pieza del genoma que abarca seis genes en el cromosoma 3 ha tenido un viaje desconcertante a través de la historia humana. Los científicos aún no saben por qué este segmento de ADN incrementa el riesgo de desarrollar el coronavirus en sus formas más graves. Para los autores, este efecto de entrecruzamiento que ocurrió hace 60.000 años todavía tiene un impacto hoy.
En sus investigaciones, encontraron que la variante ahora es común en Bangladesh, donde el 63% de las personas llevan al menos una copia. En todo el sur de Asia, casi un tercio de las personas han heredado el segmento. En otros lugares, sin embargo, el segmento es mucho menos común. Solo el 8% de los europeos lo lleva, el 4% lo tiene en el este de Asia y está casi completamente ausente en África.
Tampoco saben qué patrón evolutivo produjo esta distribución hace 60.000 años. Una posibilidad es que la versión del Neanderthal sea dañina y se haya vuelto cada vez más rara. También es posible que el segmento mejorara la salud de las personas en el sur de Asia, quizás proporcionando una fuerte respuesta inmune a los virus en la región. Pero, llegados a ese punto, los propios autores reconocieron que «es pura especulación».
Genes dañinos y genes protectores
Los investigadores apenas comienzan a entender por qué Covid-19 es más peligroso para algunas personas que para otras. Las personas mayores tienen más probabilidades de enfermarse gravemente que las más jóvenes. Los hombres corren más riesgo que las mujeres.
Los genes también juegan un papel. Y los nuevos estudios al respecto, muestran un vínculo aún más fuerte entre la enfermedad y el segmento del cromosoma 3. Las personas que llevan dos copias de la variante tienen tres veces más probabilidades de sufrir enfermedades graves que las personas que no lo hacen.
La mayoría de los genes de Neanderthal resultaron ser dañinos para los humanos modernos. Pueden haber sido una carga para la salud de las personas o haber dificultado tener hijos. Como resultado, los genes de Neanderthal se volvieron más raros y muchos desaparecieron de nuestro acervo genético.
Pero algunos genes parecen haber proporcionado una ventaja evolutiva y se han vuelto bastante comunes. Sin ir más lejos, en mayo, los doctores Zeberg y Paabo descubrieron que un tercio de las mujeres europeas tienen un receptor de la hormona neandertal que se asocia con mayor fertilidad y menos abortos espontáneos.
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