La consejera navarra, Santos Indurain, no ha querido dar el número de asistentes a la boda, así como tampoco el día en que tuvo lugar. A preguntas de los periodistas, el director general de Salud ha reconocido que la celebración de la boda incluyó varios bares de la capital. Se cuentan ya 23 positivos entre 34 PCR.
La comparecencia ha incluido un llamamiento encarecido al empleo en la mascarilla también en exteriores, pero no se ha acompañado de medidas de obligatoriedad. Se está sopesando la posibilidad, pero de momento, se queda en recomendación médica. También se ha «enfatizado» en que se debe ventilar los espacios lo máximo posible.
Indurain avanza que, a lo largo de este jueves, se espera que la cifra de infectados aumente, dado que se están realizando pruebas PCR ahora mismo en una carpa junto al Hospital de Tutera y el servicio de Microbiología los analizará esta noche.
Una de las personas del brote de la boda es uno de los ingresos hospitalarios notificados el miércoles. A raíz de la detección de dos primeros casos, se hizo un estudio de los contactos estrechos mantenidos. Es cuando se tuvo noticia de la boda. Se han hecho pruebas PCR a 34 de los asistentes, de los que han salido los 23 positivos. De ahí que se prevea el aumento de casos conforme avance la toma de muestras.
El primer caso detectado en Tutera no tiene relación con ninguna otra comunidad, ha aclarado la consejera.
Indurain ha tratado de quitar hierro a lo sucedido en Tutera, afirmando que hay que normalizar los brotes, porque van a suceder continuamente.
Los casos en Iruñea cumplen con la definición de brote, por ser más de tres y estar vinculados entre sí. El origen es un caso importado de otro país, según han indicado.
La residencia se blinda; ya tuvo quince muertos
La residencia de la Casa de Misericordia de Tutera ha decidido blindarse ante el rebrote. Aunque no hay casos ahí ni se sospechan, informa en un comunicado de que desde este viernes y hasta que la situación epidemiológica lo permita quedan suspendidas temporalmente las visitas a residentes y las salidas de estos al exterior del centro.
También se activa el protocolo de acceso a proveedores y personal ajeno a la residencia y se reactivan el ya conocido sistema de contacto familiar mediante videollamadas y el servicio de gestión de recados y pequeñas compras que solicitan los residentes.
«Desconocemos la duración de este nuevo cierre pero confiamos en que quede controlado en 1 o 2 semanas y así poder plantear la reapertura», señalan.
Explican que el objetivo de tomar esta difícil decisión no es otro que proteger a todo el colectivo de personas frente a posibles contagios y evitar un nuevo brote en la residencia.
En el centro, en el que actualmente no hay ningún caso positivo, se han producido quince fallecimientos.