Osasuna ha dado una nueva alegría a sus seguidores ganando en todo un Camp Nou –el Barça estaba hasta ayer imbatido en su feudo–, con el añadido de hacerlo con diez jugadores tras la expulsión de Enric Gallego y en el tiempo de descuento, tras una contra que ha materializado Roberto Torres.
Un espectacular triunfo que recompensa el inmenso trabajo que han llevado a cabo los pupilos de Arrasate, poniéndose por delante en el marcador, tuteando a sus poderosos anfitriones, apretando los dientes en defensa tras el empate de Messi y creyendo hasta el final en una victoria que ha acabado produciéndose.
Así, ha rendido a las mil maravillas el cuadro de Jagoba Arrasate durante un fructífero primer tiempo, pleno de solvencia en ambas áreas. Primero, para transformar en gol la segunda llegada con criterio a los dominios de Ter Stegen, y después para mantener la renta sin conceder huecos atrás y solo amenazada por la calidad individual de Messi.
Antes del 0-1, Arnaiz ha probado al cancerbero culé con un fuerte chut, aunque centrado, preludio de la jugada en la que el vallisoletano ha ejecutado de manera precisa, pegado al poste, un centro del gamo Estupiñán, bien asistido en un pase interior por Adrián.
El gol ha elevado la moral rojilla y afianzado su apuesta futbolística con tres centrales en defensa y salidas rápidas a la contra. Iñigo Pérez ha ensayado con un centro chut desviado por poco y Moncayola ha intentado colocar ubicado en la media luna en el 21 y, ocho después, sorprender desde la lejanía a Ter Stegen, pero sin conseguirlo.
Las buenas triangulaciones visitantes solo han encontrado la respuesta culé a través de su estrella. La Pulga ha buscado el empate a través de dos faltas directas –una se ha estrellado en el larguero y otra se ha marchado fuera por poco– y alguna que otra arrancada, ante la impotencia ofensiva de sus compañeros.
Obligado por las circunstancias –Darko se ha hecho daño en el hombro tras un forcejeo con el capitán culé–, Arrasate se ha visto obligado a mover el banquillo tras el descanso, dando entrada a Oier, con el objetivo de que el equipo siguiese siendo una roca en el apartado defensivo.
Pero Osasuna ha concedido demasiadas faltas al borde del área –tanto va el cántaro a la fuente...– y ya era extraño que Messi no acertase en las tres primeras, así que en la cuarta ha ajustado el punto de mira y la ha puesto en la escuadra.
El 1-1 no ha alterado los planes y tampoco ha supuesto mayor presión para los rojillos, aunque ya no han salido con la misma fluidez. Lo que sí ha perturbado el tránsito del choque ha sido la expulsión de Enric Gallego –solo cinco minutos sobre el césped– para dejar a los visitantes en inferioridad numérica para el último cuarto de hora.
El cuadro navarro ha tenido que apretar los dientes, defenderse como gato panza arriba ante las acometidas blaugranas –en esos momentos ya eran conscientes de sus escasas opciones de pelearle la liga al Real Madrid– y achicar balones con ya muy poco oxígeno en los pulmones.
Pero les ha quedado el suficiente como para que dos futbolistas de refresco –Kike Barja y Roberto Torres– hayan tenido los arrestos de salir a la contra, pillar desguarnecida la defensa catalana y marcar en tres pases el 1-2 que recompensaba el ahínco y sacrificio puesto sobre el verde por el cuadro navarro.
Osasuna supera el medio centenar de puntos –51–, una marca impensable al principio del presente ejercicio, y afrontará el último encuentro del campeonato ante un ya descendido Mallorca para después emprender la plantilla y cuerpo técnico unas merecidas vacaciones.