Ane URKIRI

El hallazgo de los restos óseos del Gigante de Altzo acalla los rumores y «agranda la leyenda»

Se creía que los restos óseos de Migel Joakin Eleizegi, más conocido como el Gigante de Altzo, estaban desaparecidos. Rumores e hipótesis rodeaban a la historia, se extendió la idea de que los restos fueron vendidos y robados y que podrían estar en Londres o París; pero, gracias a la iniciativa de Aranzadi, se ha comprobado que el Gigante de Altzo, una vez fallecido, nunca salió del municipio.

Miembros de la Sociedad de Ciéncias Aranzadi posan junto a los familiares de Migel Joakin Eleizegi en la comparecencia ante la prensa. (Marisol RAMIREZ / FOKU)
Miembros de la Sociedad de Ciéncias Aranzadi posan junto a los familiares de Migel Joakin Eleizegi en la comparecencia ante la prensa. (Marisol RAMIREZ / FOKU)

Los trabajos de exhumación comenzaron el pasado 12 de agosto por parte de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, con el visto bueno del Ayuntamiento de Altzo. Karlos Almorza, miembro de Aranzadi, fue quién impulsó la idea de comenzar la búsqueda en el cementerio de Altzo Azpi: «Había que responder a una pregunta: ¿los restos estaban en el cementerio o no?»

Estaba en sus manos comprobar aquello, y por ello comenzaron con los trabajos. En la rueda de prensa que han ofrecido este lunes, han explicado que en un principio empezaron a buscar en la tumba de los familiares pero en aquel sitio no había ni rastro del Gigante de Alzo.

Por tanto, ya tenían previsto un plan B, pues es habitual que los enterradores vayan retirando al osario los restos óseos de algunas personas a medida que pasan los años. Y fue precisamente allí donde encontraron huesos que presentan un tamaño «extraordinario» y que varios forenses, a la vista de la morfología y longitud de los huesos, «han confirmado que los hallazgos pertenecen» a Altzoko Handia.

El resultado final queda pendiente del correspondiente análisis de ADN.

Han precisado que han logrado encontrar buena parte del esqueleto y, para demostrar el tamaño extraordinario, han pasado a compararlo con los restos de una persona con un tamaño normal. El tamaño de la mandíbula −«la tenía muy saliente, como se puede apreciar en las fotos y en el resto hallado»−, el húmero o el fémur ya salta a la vista, así como los huesos de la columna vertebral.

Lourdes Errasti, arqueóloga de Aranzadi, ha enfatizado que este hallazgo acalla todos los rumores y que «agranda la leyenda porque el Gigante de Altzo sigue y está en Altzo».    

El buen estado de los huesos

El proyecto, que ha contado con un equipo de 15 personas de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ha sido liderado por el antropólogo Paco Etxeberria y han participado expertos internacionales como el ginebrino Morris V. Tidball o el estadounidense Rafael Yuste.

Los expertos han destacado que lo más sorprendente ha sido encontrar los restos en tan buen estado, sin apenas desarrollar un desgaste provocado por las raíces o por el agua. De esta forma, Errasti ha subrayado que al presenciar los restos se comprueban los dolores de los que se aquejaba el Gigante de Alzo.

Han asegurado que tenía muy desarrollada tanto la artrosis como la osteoporosis, y han explicado que estos restos ayudarán a comprobar si murió por tuberculosis. Así, Etxeberria ha explicado que a los 47 años, edad con que perdió la vida, presentaba una artrosis de un anciano.

Almorza ha destacado que con este descubrimiento se pone fin a la infinidad de hipótesis que surgieron alrededor del Gigante de Altzo, que ha terminado convertido en un mito real. Asimismo, al ser un pueblo pequeño, ha detallado que ahora la hipótesis que se puede manejar es «por qué interesaba hacer creer que los restos fueron vendidos o robados». «Quién retiró los huesos al osario ha ayudado a agrandar el rumor», ha asegurado, y ha añadido que cree que puede haber alguna razón para ello.

Etxeberria, por su parte, ha asegurado que estos restos óseos no van a terminar en un museo, sino que seguramente vayan a ser devueltos a su tumba: «Se ha demostrado que el Gigante de Altzo quiso quedarse en su pueblo».

Pilar Usain Eleizegi es la quinta generación de la familia de Migel Joakin Eleizegi y se ha mostrado muy contenta de haber resuelto el misterio que rodeaba al Gigante de Altzo: «Sabíamos que había andado de un lado para otro, pero no sabíamos dónde se encontraba. Al final ha aparecido en casa y estamos muy contentos».