Cuando Lluís Llach escribió ‘L’estaca’ en 1968 como himno antifranquista y por la libertad catalana, nunca pudo haber imaginado que ese sonido se escucharía en 2020 en protestas contra un presidente en un estado que entonces ni siquiera existía: Bielorrusia.
Homiel. Thousands are singing Kaczmarki’s ”Mury” in Belarusian translation:
— Franak Viačorka (@franakviacorka) July 26, 2020
Pull the teeth of bars from the walls!
Tear off the chains, break the whip!
And the walls will fall, will fall, will fall
And will bury the old world!
video @nashaniva pic.twitter.com/VAWnzZuaCo
Y así es, pero no por una traslación directa de punta a punta de Europa. Y es que desde entonces el canto ha hecho un montón de paradas en el mundo y en la Historia.
La primera, en Euskal Herria. Xabier Lete tradujo al euskara y Gorka Knorr puso voz a una versión vasca, ‘Agure zaharra’, allá por 1976, de modo que el himno sonó fuerte en nuestro país en el posfranquismo.
En estos últimos años han llegado una versión más rítmica de Betagarri, o esta que unió a artistas vascos en catalanes, en las dos lenguas, en apoyo al «procés».
I jo l'estiro fort per allà,
Segur que tomba, tomba, tomba
I ens podrem alliberar.