El primer ministro japonés, Shinzo Abe, se ha convertido este lunes en el que más tiempo ha estado en el cargo en el país en medio de las especulaciones sobre su estado de salud, que precisamente le han llevado nuevamente a visitar un hospital de la capital.

El Gobierno nipón ha informado de que el primer ministro ha acudido al hospital de Tokio que ya visitó hace una semana para conocer los resultados de las pruebas que le realizaron y someterse a otras adicionales en el marco de una revisión rutinaria.

Abe, de 65 años y que ya ocupó el cargo durante un año antes de dimitir en julio de 2007 precisamente por problemas de salud, ha cumplido hoy 2.799 días consecutivos al frente del Gobierno, superando así, precisamente, el récord que hasta ahora ostentaba su tío abuelo Eisaku Sato, en el cargo entre noviembre de 1964 y julio de 1972.

«La política no tiene que ver con cuántos días uno haya estado en el cargo, sino con lo que uno haya realizado», ha sostenido Abe. «Yo me he dedicado plenamente cada día a cumplir con las promesas que he hecho a los ciudadanos», ha asegurado, según ha informado la agencia de noticias Kiodo.

Crisis de popularidad

Pese a los buenos datos macroeconómicos que ha venido registrando el país desde su llegada al poder, la pandemia de coronavirus y la gestión que el Gobierno ha hecho de la crisis han pasado factura a Abe. Así, su tasa de popularidad ha pasado del 62% al inicio de su mandato a caer por debajo del 40% en la actualidad.

Según un sondeo publicado el pasado fin de semana por Kiodo, el 58,4% de los japoneses están descontentos con la gestión de la pandemia, frente al 34% que se muestran satisfechos. Además, la aprobación del Gobierno ha caído al 36%, su segundo nivel más bajo desde que Abe regresó al cargo en 2012.

Precario estado de salud

La cadena Nippon TV, citando a fuentes de la formación política de Abe, el Partido Liberal-Demócrata (PLD), ha informado de que habría recibido tratamiento por una vieja enfermedad, que en julio le provocó una hemorragia y que le ha obligado a suspender todas sus comparecencias.

Cuando dimitió en 2007 tras un primer y efímero mandato, el primer ministro evocó una enfermedad inflamatoria crónica del intestino, la rectocolitis hemorrágica o colitis ulcerosa, de la que aseguró meses más tarde que se había curado.