Si algo ha quedado claro en estos meses es que aún se sabe muy poco del comportamiento del covid-19. Paradójicamente, se conoce poco y se aprende mucho. A una velocidad inaudita, un estudio viene a refutar al anterior, a la espera de que otro ofrezca nuevos elementos de juicio para poder tomar las decisiones más acertadas en todos los ámbitos. Así se han ido adaptando las medidas preventivas, escribiendo los protocolos en las empresas, marcando las pautas en atención primaria o diseñando la organización del inicio del curso escolar.
De esta forma se han ido alterando también algunos hábitos sociales y tomando las decisiones personales para avanzar o frenar en la desescalada. Así ha decidido la gente si regresar a los cines, tener periódicos en los bares o cómo organizar un encuentro familiar.
Referencias
Desde el inicio de la pandemia, cada cual ha ido cogiendo sus referencias, haciendo caso a quienes le daban mayor confianza. Y en cada momento, ha habido un experto, artículo o gráfico que ha servido de guía para fundamentar las decisiones comunes.
En este momento, este gráfico es ese tipo de guía. Ha sido publicado en “The BMJ”, antigua “British Medical Journal”, una revista semanal con artículos revisados por pares, es decir, aceptados y editados por dos expertos anónimos.
Los autores son Nicholas R. Jones, Zeshan U. Qureshi, Robert J. Temple, Jessica P. J. Larwood, Trisha Greenhalgh y Lydia Bourouiba, investigadores de la Universidad de Oxford, el Hospital St. Thomas de Londres y el MIT.
Con el provocativo titular de “Un metro o dos: ¿cuál es la evidencia para el distanciamiento social en el covid-19?”, el artículo cuestiona las medidas de distanciamiento físico que no contemplan otros factores. Es decir, no dudan de que sea efectivo para frenar el contagio, sino que plantean que esa medida debe adaptarse a otras como el uso de la mascarilla, el aforo, el tiempo de contacto, si estamos al aire libre, en un espacio interior y ventilado o en uno con mala ventilación, y cuál es la clase de actividad que estamos haciendo: si estamos callados, hablando o gritando y cantando.
Teniendo en cuenta los avances en la manera en la que se distribuyen los aerosoles, plantean diferentes grados de riesgo y así lo plasman en el gráfico.
Claves
El artículo resume cinco claves a tener en cuenta. Según los autores, «las reglas actuales sobre el distanciamiento físico seguro se basan en una concepción científica obsoleta».
En esa línea, creen probado que «la distribución de partículas virales se ve afectada por numerosos factores» y destacan «el flujo de aire».
Subrayan que la actividad que se esté desarrollando afecta a la propagación del virus, porque «la evidencia sugiere que el SARS-CoV-2 puede viajar más de dos metros» en el caso «de actividades como toser y gritar».
Según estos expertos, «las reglas sobre distanciamiento deben reflejar los múltiples factores que afectan al riesgo y, entre ellos, subrayan «la ventilación, la ocupación y el tiempo de exposición», tal y como aparecen recogidos en el gráfico.
Algunos de estos criterios se deberían tener en cuenta a la hora de diseñar protocolos, tanto en el inicio de curso como a la hora de compaginar teletrabajo y presencialidad o de organizar eventos.