Coincidiendo con la conmemoración del Privilegio de la Unión de los Tres Burgos, en el día en el que la ciudad celebra cada año su fundación, ha tenido lugar el acto de recuerdo a los fallecidos en Iruñea durante la pandemia, en el que se han colocado 1.476 flores, una por cada uno de los irunidarras que han perdido la vida desde el 14 de marzo hasta ayer, bien por el coronavirus o por cualquier otra razón.

A ninguno de ellos se le pudo dar entonces la despedida que sus allegados hubieran deseado. Esta tarde se les ha brindado una flor a cada uno y sus nombres han sido recordados en una pantalla, recuerdo extensible a los 540 fallecidos y más de 11.000 contagiados en Nafarroa.

El alcalde y miembros de la Corporación Municipal, junto a los representantes de las principales instituciones del territorio han participado en el homenaje en el que se ha guardado un minuto de silencio y se ha abonado un árbol, un Gingo Biloga, que en los próximos días será plantado en la ciudad.
 
Dolor, esperanza y ejemplo de los iruindarras

«Al dolor, al miedo, a la incertidumbre que surge en estos días que hemos perdido a tantas personas» ha aludido la presidenta de la Asociación Goizargi, Raquel Mateo, quien ha lanzado un mensaje de esperanza recordando que «el dolor siempre pasa, y hace que la vida tenga otro color. El dolor por la muerte pesa y en ocasiones ahoga, y ese dolor merece un espacio, un lugar y un sitio, y todos podemos dárselo».

La iruindarra María Jesús Artaiz ha dado voz a la ciudadanía, y especialmente a los más mayores, los más vulnerables, ha destacado el comportamiento ejemplar y la «infinita generosidad» de los iruindarras y ha agradecido a todos los que han ayudado a los demás, acordándose especialmente del pequeño comercio, los jóvenes, voluntarios y el sector de la cultura, que ha conseguido que los difíciles momentos hayan sido más amenos.

Iruñeko Zapia

El acto ha acogido también la imposición del Pañuelo de Pamplona-Iruñeko Zapia, que este año ha servido para homenajear a los profesionales sanitarios, representados por el médico Vicente Estremera y la enfermera Belén Izcue.

Un emocionado Estremera ha asegurado que le pesa el pañuelo por la «responsabilidad y el enorme orgullo» de representar a un colectivo que sigue siendo esencial, al tiempo que ha defendido que «la salud no es un gasto es una inversión».

Ha apelado a la unidad para dar una respuesta unida y enfrentar una pandemia que todavía no ha cedido y ha pedido responsabilidad porque «todavía estamos a tiempo de evitar que la situación se descontrole poniendo en práctica de manera estricta las recomendaciones de las autoridades sanitarias».

Por su parte, Izcue, «orgullosa de ser enfermera», ha aludido a quienes durante los peores momentos lo dejaron todo para atender a su vocación y ayudar a los demás, y a sus familias y amigos, que han hecho que para ellos «todo este tiempo haya sido menos difícil y más llevadero».

Ha instado además a «mirar al pasado para aprender de lo vivido, aprender de los buenos y malos momentos pasados durante la pandemia; pero más importante es mirar al futuro con responsabilidad, no olvidar que esto no ha terminado».

El Ayuntamiento ha querido también reconocer a otros sectores que están siendo clave, entregando un detalle de reconocimiento a un representante de cada uno de ellos. La Pamplonesa, la Capilla de Música y la Orquesta Sinfónica de Nafarroa han participado en el homenaje en el que se han proyectado dos audiovisuales que han mostrado cómo Iruñea vivió los peores momentos de la pandemia y la manera en la que se está haciendo frente a sus consecuencias.