En junio del pasado año, una breve noticia informaba de que un paseante había descubierto un antiguo zulo de ETA en la localidad alavesa de Arraia-Maeztu, en una zona de monte de difícil acceso. La Ertzaintza acudió al lugar, retiró el material e informó a la Audiencia Nacional. Seguridad de Lakua también dio cuenta de que los elementos hallados habrían sido depositados allá hace más de una década. No era la primera vez, ni posiblemente será la última, que aparecía algún depósito perdido de ETA. Es lógico, por todo ello, que la noticia no tuviera apenas impacto en los medios ni suscitara valoración política alguna.
Dieciséis meses después, sin embargo, la Guardia Civil ha recurrido a ese mismo zulo para forzar la detención de tres personas, con luz verde de la Audiencia Nacional.
Dos de ellas ya estuvieron en prisión condenadas por relación con ETA entre 2013 y 2017 (Ekhiñe Eizagirre y Kepa Arkauz). El tercero es Imanol Jaio, natural de Abadiño y residente actualmente en Ziburu. Es sobre el que puede caer una acusación mayor, dado que según se adelanta será acusado de «pertenencia a ETA» por no haber sido juzgado por ello, mientras a Eizagirre y Arkauz se les achacará «tenencia de explosivos».
Un zulo de hace más de una década, relacionado con una organización que dejó de atentar hace nueve años y que ya está disuelta, es por tanto el elemento con que ayer volvieron a Euskal Herria fotos muy habituales en otra época: personas esposadas, guardias civiles armados en portales y protestas populares, tanto ante los registros matinales como ya por la tarde en concentraciones en Abadiño, Zarautz, Arrasate y Ziburu.
Tras pasar por la Comandancia de Tres Cantos (se les prevé tomar declaración a las 16.00 de este martes), los detenidos pasarán seguramente el miércoles a disposición de la Audiencia Nacional, que tiene en la mano su futuro. La redada la firma el juez Ismael Moreno.
Resultó significativo que agencias españolas se refirieran ya a los detenidos como «exmiembros de ETA», contradiciendo de algún modo el relato de la Guardia Civil que intenta reflejar todo en presente.
Detenciones y registros
La detención de Jaio se produjo en Irun, localidad a la que acude frecuentemente desde su domicilio en Ziburu. Arkauz resultó arrestado en Gasteiz, donde trabaja. Tanto este como Eizagirre fueron trasladados esposados a sus domicilios en Zarautz y Arrasate para proceder a los registros ordenados por la Audiencia Nacional.
Los detenidos no han sido incomunicados. Y la orden del juez Moreno tiene otro punto reseñable respecto a las prácticas históricas de la Audiencia Nacional y la Guardia Civil, puesto que fija las entradas y registros en un horario desde las 9.00 a las 23.00, detallando además qué debe intervenirse en ellos: teléfonos, ordenadores, dispositivos USB, agendas, fotografías, documentación bancaria... además de obviamente armas de fuego, munición, explosivos «o material utilizado para su fabricación».
¿Qué es lo que había exactamente en aquel zulo de Arraia-Maeztu? Según informó el Departamento de Seguridad de Lakua el día del hallazgo, dos bidones enterrados en el suelo que contenían diversas bolsas con pentrita, nitrato amónico, amonal, ocho detonadores, dos temporizadores, cordón detonante y una báscula, además de un anagrama de ETA.
El material fue intervenido por agentes de la comisaría de Guardia y efectivos de la Unidad de Explosivos de la Ertzaintza, de la Unidad Canina y de la Unidad de la Policía Científica. La Sección de la Investigación Criminal Territorial de la Ertzaintza en Araba abrió diligencias y puso los hechos en conocimiento de la Audiencia Nacional.
Ayer, la Guardia Civil quiso además animar a la ciudadanía a informarle de cualquier eventual hallazgo de este tipo. Indicó que estos zulos principalmente se sitúan en el ámbito rural e instó a que si se observa algo así se ponga «inmediatamente» en conocimiento de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
«Fuera de tiempo y lugar»
EH Bildu censuró en una nota que las detenciones «están fuera de tiempo y lugar» y decidió «destacar el contexto político en el que se producen».
Existe una clara voluntad por parte del Estado profundo de condicionar el debate político y evitar que se produzcan avances en la construcción de la convivencia. Estas detenciones son un obstáculo a la convivencia democrática por parte del Estado profundo, que trata de sabotear permanentemente cualquier avance en Euskal Herria. La convivencia también tiene como condición la libertad de todos los presos políticos. Es momento de vaciar las cárceles y no de llenarlas. Es tiempo de paz y avanzar en la construcción de la convivencia democrática. Es tiempo de que el Estado renuncie a utilizar la violencia contra el pueblo vasco», continúa la nota.
Por todo ello, «EH Bildu hace un llamamiento a la sociedad vasca que desea avanzar en la construcción de una Euskal Herria fundamentada en la convivencia democrática a denunciar las detenciones. EH Bildu va a seguir trabajando incesantemente en todos los ámbitos en los que sea necesario para conseguir que de una vez por todas la paz integral y completa y la convivencia democrática sean una realidad en este país».
Sare también rechaza la operación, a la que otorga el calificativo de «inaceptable». «Lo que nos une hoy aquí es un hecho ligado al pasado, un hecho que solo tiene como objetivo crear sufrimiento y vengarse», apunta en una nota en la que habla de «paso atrás» hacia la paz.
EH Bai, convocante de la protesta de Ziburu, subrayó el «carácter político» de esta operación policial. «Por desgracia, conocemos bien estas actitudes, cuyo objetivo es alargar la violencia y el sufrimiento».
Más de un depósito perdido de ETA desde 2017
Cuando procedió a dejar sus armas en manos de la ciudadanía vasca y con supervisión internacional (8 de abril de 2017), ETA ya matizó algo en realidad obvio: lo que había entregado es todo aquello de lo que tenía conocimiento.
La evidencia de que, por detenciones u otros avatares durante décadas, podía haber zulos perdidos se ha acreditado desde entonces con la realidad. Este de Arraia-Maeztu sería uno de ellos, pero en estos tres años y medio han trascendido algunos más.
Así, en diciembre del pasado año se informó de que la Justicia francesa investigaba un depósito con explosivos y detonadores hallado en un bosque del sur de París, con inscripciones en euskara. Y el 12 de enero de 2018, también después del desarme, se reveló que un «cazatesoros» que repasaba el monte con un detector de metales había encontrado un zulo de ETA con materiales similares.R. S.
Valoraciones
«El Estado profundo intenta impedir avances hacia la convivencia»
EH BILDU
«Es un hecho ligado al pasado y que solo tiene como objetivo el sufrimiento y la venganza»
SARE
«Llamamos a los ciudadanos que encuentren un zulo a que no lo manipulen y lo pongan en conocimiento de las FSE»
GUARDIA CIVIL