Maritxu Paulus Basurco asistió como joven abogada ayudante al juicio en que se condenó al ‘comando Argala’ de ETA. Desde, entonces, y han pasado tres décadas, lleva una batalla jurídica y de empeño profesional, que hoy ha dado finalmente un fruto que acoge «por muchos motivos, con absoluta satisfacción», declara a NAIZ.
«Después de muchos años de empeño, de lucha, el tribunal de apelación ha entrado a valorar los argumentos jurídicos y ha reconocido que Frédéric Haranburu cumple con todos los requisitos que fija la ley para acceder a la libertad condicional» resume.
Cabe recurso, no suspensivo, en casación, contra la decisión, pero la letrada remarca que «la decisión es de gran solidez», lo que, en buena lógica, debería hacer desistir a la Fiscalía.
Según enumera Paulus Basurco, el juez se basa, de entrada, en los informes de comportamiento del preso emitidos desde instancias penitenciarias, tras lo que hace referencia a su estado de salud.
Aun reconociendo que Haranburu fue condenado por «hechos de gran gravedad», rebasado el tiempo de 30 años en prisión, el tribunal remarca –contra lo que ha venido siendo un argumento tótem de la Fiscalía–, que no hay que temer que la excarcelación del veterano prisionero pueda alternar la paz social. Además, pone en valor la importancia del entorno familiar del senpertarra como pilar de resocialización a la salida de la cárcel.
Por si todos esos argumentos no fueran suficientes, asume además uno de los motivos que la defensa ha señalado con asiduidad en este proceso, como es el hecho de que, de haber sido juzgados en el Estado español, tanto Xistor Haranburu como Jakes Esnal y Ion Kepa Parot habrían salido en libertad al llegar a ese tiempo límite de cumplimiento de 30 años.
La abogada concede gran importancia a ese último argumento, habida cuenta de que tras la decisión de hoy deberá seguir el trabajo para que también Parot y Esnal puedan volver más pronto que tarde a casa.
El juez, como es habitual en estos casos, pone un plazo de un mes para materializar la puesta en libertad de Xistor Haranburu, a quien espera en Senpere una familia que durante tres décadas le ha sostenido en un periplo penitenciario que finalmente toca a su fin.